Tepic, Nayarit, miércoles 24 de abril de 2024

Posible negligencia no médica, sino administrativa y de dirección del IMSS

Sergio Mejía Cano

05 de Agosto de 2021

Cuando comenzó todo esto de la pandemia del coronavirus, el Sector Salud informó que se tendrían que habilitar diversas áreas en sus hospitales para atender la demanda de infectados por esta enfermedad. Esto provocó que mucha gente pensara que se iban a desatender a pacientes con otras enfermedades, pues se les daría prioridad a los contagiados por el también llamado covid-19, tal y como sucedió, pues la cantidad de enfermos por esta causa rebasó todas las expectativas; y las sigue rebasando, infortunadamente.

Sin embargo, sí se atendieron cirugías de todo tipo que desde luego tenían que ser atendidas de inmediato; aunque sí se pospusieron otras intervenciones quirúrgicas que podrían esperar tiempos mejores. Y como siempre sucede, hubo gente que comenzó a renegar aún más del Sector Salud, pero como se ha dicho regularmente respecto a las instituciones médicas tanto del IMSS como del ISSSTE: más vale tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. Pero lo que sí es un hecho factible, es que posiblemente haya un tipo de negligencia, no médica, sino administrativa y de dirección.

El pasado 30 de julio, una sobrina política de mi hermano Carlos Eduardo, de nombre Simi Leidett Pulido Ruiz, acude junto con su esposo, Pedro Ca, al área de urgencias de la clínica 24 del IMSS, por tener, ella, un fuerte dolor abdominal, en donde después de aproximadamente dos horas fue atendida; sin embargo, el médico en turno que vio a Simi, al ver el color amarillento en sus ojos y su piel, pensando que tal vez fuera un caso de hepatitis, le sugirió a la pareja que mejor se trasladaran de inmediato al Hospital General de Zona número 1, entregándoles una hoja para que la paciente fuera atendida lo más pronto posible, pues su cuadro físico era alarmante; aparte del intenso dolor que no cesaba.

Llegaron al hospital, y después de un rato fue ingresada, canalizada y suministrándole medicamentos para disminuir el dolor abdominal. Se ordenaron los estudios correspondientes de laboratorio, los que dieron por resultado que el problema estaba en la vesícula biliar, y por lo mismo se ordenó un ultrasonido que se programó para la mañana del día siguiente, sábado, pero el ultrasonido no se hizo sino hasta en la tarde; y esto dio el resultado de que unas piedras se habían alojado en las vías biliares. Así que el médico cirujano en turno, hace una solicitud de procedimiento para un estudio denominado CPRE (colangiopanencreatografía retrógrada endoscópica). Hasta aquí todo bien, el problema comenzó cuando le dijeron a Pedro, esposo de Simi, que el IMSS no contaba con el equipo para realizar dicho estudio; pero que había un contrato o convenio con el hospital privado Puerta de Hierro, que sí tiene el equipo y médico especializado en estos estudios de CPRE. Así que se programó el traslado de la paciente al hospital privado para el martes 3 de agosto a las 10:00 horas. Sin embargo, el martes 3, se le cita al esposo de la paciente a las 09:50 en la sala de urgencias del Hospital General de Zona número 1, para informarle que no hay ambulancia para trasladar a la paciente; pero que pronto llegaría una que venía de Guadalajara, Jalisco. 

Pero pasa más de una hora con 20 minutos y nada de ambulancia, por lo que Pedro acude a la oficina de choferes a preguntar por la ambulancia, pero le responden diciéndole que hay un pequeño detalle, que tiene que ir a la oficina de gobierno del IMSS, en donde le dicen que el IMSS no tiene partida presupuestal, y que por lo mismo la institución no había pagado al hospital privado, por lo que se había interrumpido el convenio o contrato, y que su esposa había perdido la cita ya programada, que iba a ser a las 13:00 horas de ese día 3 de agosto. Y que para esta semana no habría partida presupuestal para sostener el convenio con el hospital privado. Entonces, el esposo de la paciente pregunta al médico cirujano que cuál sería el plan “B”, porque la precaria situación económica no le permite hacer por su cuenta que le hicieran esos estudios a su esposa; pero si tenía que endrogarse económicamente, pues iría a buscar algún préstamo en donde pudiera. El médico cirujano le recomienda a Pedro, acudir a Trabajo Social a ver qué le decían. Y ahí, una trabajadora social le dice, después de hacer una llamada a la Dirección General del IMSS, que el problema no es por falta de partida presupuestal, sino porque había expirado la fecha de contrato con la institución privada. Y es hora que sigue esperando una respuesta.

Sea pues. Vale.

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