Tepic, Nayarit, sábado 20 de abril de 2024

La enseñanza de la lectura: el cuándo

Octavio Camelo Romero

08 de noviembre de 2013

La enseñanza de la lectura da origen a dos grandes necesidades objetivas de los enseñantes; el saber cuándo y el saber cómo enseñar. Antes de seguir adelante cabe mencionar que la categoría “lectura” abarca por su extensión a la lectura de la lengua madre, a la lectura de la lengua matemática o lengua de las ciencias y a la lectura de sucesos, y contiene por sus determinaciones esenciales al desciframiento,  a la interpretación, a la comprensión, al disfrute, al cultivo o aculturación, a la creación, etc. Sin embargo “en el cuándo y en el cómo” existen tres esferas, campos o factores en una relación “trialéctica” incomprendida y hasta ignorada en la actualidad por algunos teóricos o prácticos del proceso docente educativo de la lecto-escritura.

La visión limitada de los pedagogos del pasado remoto y no tan remoto de cuándo iniciar la enseñanza de la lectura se debió a una limitación de su época. La ciencia no se había desarrollado al grado de evidenciar la relatividad de la edad de inicio  del proceso de   lectura. Los que “no tienen perdón de Dios” son los actuales pedagogos y burócratas del Estado Neoliberal que siguen presos de los atavismos del pasado remoto. En el siglo XIX tanto Hegel como Marx develaron la relación  dialéctica entre “lo social y lo psicológico”. La diferencia entre estos dos genios radica en la elección del elemento determinante de dicha relación. Para Hegel lo determinante es lo psicológico por eso en su dialéctica el “espíritu”  se exterioriza, se “enajena” en lo objetivo. Esta enajenación es superada con el retorno de lo objetivado al espíritu. Aquí el espíritu es el sujeto y lo objetivo es el predicado. De acuerdo con la crítica de Feuerbach, en las relaciones hegelianas había que invertir la relación de sujeto y predicado, esto es, el sujeto debiera ser lo objetivo y el predicado el espíritu. Carlos Marx va más lejos con su concepción y considera que lo social es lo determinante y lo psicológico es lo determinado aunque se presente una interrelación en la cual para ciertos momentos lo psicológico influencie lo social. Diría Marx que “el ser social determina la conciencia social”  La conciencia social es, en lenguaje matemático, equivalente al vector resultante de la confluencia de muchos vectores fuerza.

En el siglo XX Vladimir Ilich Lenin con un enfoque marxista avanza en el esclarecimiento de la relación dialéctica entre “lo social y lo psicológico”. Este aporte surge después de su libro “Materialismo y empiriocriticismo”  y posterior a la lectura de la obra de Hegel, “Ciencia de la Lógica”. Su concepción quedó plasmada en los manuscritos filosóficos. Por su parte Mao, siguiendo la tradición marxista-leninista, profundiza en el esclarecimiento de la relación dialéctica entre “lo social y lo psicológico” a través de sus escritos filosóficos y de sus propuestas en la lucha política hacia el socialismo. Sin embargo fue Lev Vigotsky quien dentro del marxismo leninismo dio un extraordinario paso en la comprensión de la relación entre lo social y lo psicológico así como de la relación trialéctica entre “lo social, lo psicológico y lo biológico”. La concepción vigotskyana fue desarrollada más por los cubanos que por los rusos. A la escuela cubana se le debe el esclarecimiento de los componentes de la “práctica”; hecho fundamental para el desarrollo del proceso docente-educativo. La “práctica” está constituida por la relación dialéctica de “la actividad y la comunicación”.

También en el siglo XX como resultado del desarrollo de la psicología cognitiva surgen las “neurociencias” a especie de una “transdisciplina” surgida de los esfuerzos multidisciplinarios hechos para esclarecer la relación “de lo biológico y de lo psicológico”. A partir de esta relación las neurociencias incursionan en la relación “de lo social y de lo psicológico”. Y con este andamiaje científico se construye la trialéctica de lo social, lo psicológico y lo biológico. Queda claro que la edad de inicio del proceso de lectura es relativa, depende de cierta maduración biológica y psicológica, pero esta depende de la actividad de la educación prenatal o inicial. Por lo tanto, es perfectamente posible para ciertos casos iniciar el proceso de la lectura de la lengua madre y de las matemáticas desde antes de los dos años de edad, no así la lectura de los sucesos o eventos, ya que esta lectura requiere de la experiencia histórico-social.

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