Tepic, Nayarit, martes 16 de abril de 2024

¿Por qué Fidel recibió a Peña Nieto?

Miguel González Ibarra

1 de febrero de 2014

Fidel recibió a Peña Nieto por la siempre entrañable hermandad existente entre los pueblos cubano y mexicano.

El General Lázaro Cárdenas y el Comandante en Jefe, líder de la Revolución Cubana, simbolizan, resumen y personifican esos indestructibles y eternos lazos, igual que Juárez y Martí.

El dirigente del proceso que inició en El Moncada hace 60 años seis meses, sabe con exactitud lo que representa quien hoy está al frente del Estado mexicano, que no es, precisamente, el interés del país nuestro, ni el de las masas trabajadoras mexicanas, tanto del campo como la ciudad.

Haberlo recibido en su casa de La Habana, muestra a un hombre que ha alcanzado la sabiduría y, se puede definir con precisión, aun sin ser ya el mandatario de la isla, el papel que su persona, su experiencia, su historia y profundos conocimientos, juegan en el concierto de las naciones y en el clima de paz que debe prevalecer en el planeta, como condición indispensable para el impulso de un sano desarrollo en las repúblicas que conforman el globo.

Por el exilio y la expedición del Granma, luego del asalto al cuartel militar situado en Santiago, al oriente de la más grande de las Antillas, se puede decir que México, no sólo es la segunda patria del principal héroe de la aún hazaña insólita, ya que los cubanos en 2014 nos siguen sorprendiendo y dando ejemplos a la humanidad,  sino, México, fue la plataforma que sirvió de catapulta para iniciar la liberación definitiva de la Patria Grande, que lleva por nombre América Latina.

Un personaje de la talla universal del General Cárdenas, representando a todo nuestro pueblo mexicano, se anotó en la lista para ir a combatir al invasor en Playa Girón, escribiendo una de las más hermosas páginas de solidaridad en la historia del mundo, contribuyendo así, gloriosa y heroicamente, a que en pocas horas, el imperio yanqui, sufriera una de las más grandes derrotas, cuyo acto, protagonizado por el hombre de Jiquilpan, Cuba lo lleva siempre en su pensamiento y en su corazón, nunca lo ha olvidado y, estamos seguros, jamás lo borrará de su memoria.

En los primeros años de Revolución, cuando la isla se encontraba excluida por los gobiernos del continente americano, pero muy apoyada por los pueblos de la América Latina, incluyendo las masas trabajadoras de Estados Unidos, Canadá y Alaska, el imperio, que todo lo imponía, manipuló para que, por unanimidad, se expulsara a Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA). No lo logró. México votó en contra de la consigna del gobierno de la Casa Blanca para que el país que había decidido salirse de la órbita yanqui, quedara fuera del organismo continental. Eso lo tiene muy presente el pueblo cubano.

En la batalla por terminar el bloqueo económico impuesto por Washington contra la isla, las tradiciones democráticas del pueblo mexicano, se han manifestado con absoluta decisión en el voto a favor de Cuba, en la Organización de Naciones Unidas (ONU), a fin de que el criminal e inmoral acto llegue a su ocaso y, así, el gobierno de la patria de Martí, impulse con normalidad sus relaciones comerciales, productivas, financieras, diplomáticas y políticas, con todos los países de la tierra, siendo ello, una cuestión elemental, en la democracia que debe prevalecer en las relaciones mundiales. Este aspecto, nada menor, fue causa y estuvo muy presente, en la decisión tomada por el líder de la Revolución Cubana, para recibir al mexicano que iba al frente de la delegación a la Cumbre de mandatarios de la CELAC, que concluyó sus sesiones apenas hace unas cuantas horas en La Habana.

Hay que decir, por cierto, que Fidel y Chávez, fueron los personajes centrales que promovieron la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, cuyo organismo está a favor de convertir y consolidar en zona de paz a la región tal y como oportunamente lo establece la declaración final del 29 de enero pasado. La paz en la América Latina, es un paso decisorio para enfrentar con éxito los enormes rezagos sociales que se viven en el continente, en particular la pobreza que azota a millones de pobladores de esta zona del planeta. La unión de la América Latina fue una demanda que siempre ha levantado y abrazado el pueblo mexicano coincidiendo con el pueblo cubano y su dirigente histórico principal. Esa aspiración de México y Cuba, hoy se expresa y ha concretado en la CELAC. En torno de este proyecto, ya en marcha, hay muchas tareas por hacer, las cuales, sin duda, serán impulsadas por el gran pueblo mexicano y el magnífico pueblo cubano.

Son las razones por las que Fidel recibió a Peña Nieto. Los ganadores de este encuentro son los pueblos mexicano y cubano, por tanto, todos los pueblos de la América Latina.
 
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