La bandera cubana en Washington

Parece un hecho imposible, pero, es ya una realidad. Los soldados de la Revolución, que vivimos lejos de la isla, nunca nos imaginamos que este día iba o podía llegar: La bandera de Cuba está izada y ondea ya, digna y orgullosa, en Washington, capital de la Unión Americana, simbolizando el restablecimiento de relaciones entre los dos países.

Es una victoria de los cubanos, de la Revolución, de Fidel, sin duda; pero, también de los pueblos del mundo, dónde se incluye el laborioso pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica y, por supuesto, es un triunfo del pueblo nuestro, el pueblo mexicano. Tenemos sobradas razones para estar festejando y de plácemes, victoriosos, triunfantes.

Los festejos y plácemes de los pueblos del mundo, por la presencia de la bandera cubana en Washington, se llevan a cabo, ¡que coincidencia!, en el marco de las celebraciones, con motivo del 62 aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, Día de la Rebeldía Nacional, como muy bien lo definen los cubanos, pero que, sin embargo, debemos agregar, fue de hecho, el acto con que inicia la Revolución en la isla y, al mismo tiempo, arrancó el proceso de liberación definitiva de Nuestra América.

¿Qué fue lo que decidió este acto que llenó de júbilo al mundo entero, al colocarse la Enseña Nacional de la Patria de Martí, en la capital norteamericana?

Para definir esta cuestión, sin rodeos y al grano, fue la alta moral de los cubanos, lo que hizo posible llegar hasta aquí.

Por cuántas cosas y hechos se tuvo que pasar, para llegar al acto de izamiento de la bandera cubana en el corazón del imperio.

Este proceso que lleva 62 años, se ha escrito con poesía. La Revolución Cubana es un poema. Es de lo más bello que se ha visto y registrado a lo largo de la historia universal. La Revolución Cubana, parece un sueño. Pero, no, la Revolución Cubana, es una realidad.

Lo más grande, no han sido sus conquistas en la salud, en la educación, en el deporte, en la ciencia, en la actividad diplomática.  Lo más grande de los cubanos, insisto, es su moral, su alta moral, su elevada moral.

Cuba, sin duda, tiene el campeonato mundial en este rubro. Cuba tiene el campeonato mundial y el primer lugar en moral. Y, hay campeonatos, que son eternos. Este es uno de ellos. La corona de Cuba, por ser la primera en el mundo en dar ejemplos de moral, será por siempre y para siempre. Nada ni nadie se la arrebatará. Cargará con ella, por los siglos de los siglos.

La Revolución Cubana es una enciclopedia de enseñanzas. Lección tras lección nos ofrece, desde aquel 26 de julio de 1953. Se construyó guiada por principios inclaudicables, pero, sin caer nunca en el pantano del sectarismo, como lo muestra este evento, que culminará con la presencia del Secretario de Estado Norteamericano en La Habana, quién izará la bandera de Estados Unidos en la capital caribeña, en próximos días.

Fidel, es el gran constructor. Hablar de Fidel, es referirnos, sin temor a equivocarnos, al pueblo cubano. El pueblo cubano es Fidel y Fidel es el pueblo cubano. Así de fácil y sencillo.

Qué hazaña de Fidel. Qué hazaña del pueblo cubano. Qué hazaña de la Revolución.

Nosotros, desde acá, no cambiaremos la consigna que nos unió y que nos identificó. ¡Cuba si, yankes no!, seguirá siendo el lema de los mexicanos y nayaritas que trabajamos y luchamos por emancipar a nuestra patria de las garras del imperio y por construir una sociedad libre de explotación, tal y como la han iniciado los cubanos.

El imperio seguirá siendo el mismo. No cambiará. De eso, estamos más que seguros. El imperio seguirá siendo el enemigo de nuestros pueblos, incluyendo al heroico pueblo mexicano.

Estamos muy felices. Estamos de fiesta. Celebrando. Brindando.

Al colocarse la bandera cubana en la capital norteamericana, ondea con orgullo la dignidad y el patriotismo de nuestros países.

La bandera cubana en Washington representa a toda la América Latina, a todos los pueblos de la tierra, dentro de los cuales, se ubica, obviamente, el pueblo norteamericano.