Tepic, Nayarit, jueves 25 de abril de 2024

Se espera hambruna mundial en 2016

Octavio Camelo Romero

18 de Enero de 2016

En los medios masivos de comunicación ha surgido una profunda preocupación por el futuro de la sociedad cuando esta se ve amenazada por la miseria material y espiritual de sus integrantes. En la prensa televisiva y escrita han aparecido temas de discusión como el de “mayor tecnología y menor empleo”, “insuficiencia alimentaria”, “distribución desequilibrada de la alimentación y de la riqueza”, etc. Y por si faltara algo, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura conocida como FAO hizo una serie de señalamientos alarmantes. Nos dice por una parte que en 2030 las urbes albergarán a cerca de 5 mil millones de personas a las cuales será difícil garantizar los alimentos y, por otra que el cambio climático y el crecimiento constante de la población urbana generarán mayor presión para garantizar el abasto de alimentos en las metrópolis, en particular cuando en años recientes el número de personas que padecen hambre crónica se incrementó en 100 millones y, refiriéndose a México asegura que el 37.26 por ciento de la comida producida en nuestro país se pierde o desperdicia y que su recuperación podría alimentar a las 7 millones de personas consideradas en pobreza extrema con carencia alimentaria. Como corolario de esta situación la FAO considera que ofrecer alimentación sana a una creciente población urbana demanda forjar vínculos más fuertes entre los productores rurales y los mercados urbanos y crear sistemas alimentarios que sean socialmente más incluyentes, respetuosos del medio ambiente y con menor desperdicio.

Este fenómeno de la contradicción entre la concentración y centralización del capital en pocas manos y la extensión social de la pobreza y la miseria humana ya lo hemos tocado varias veces y en distintas ocasiones  en este espacio. Baste recordar que el desarrollo científico y tecnológico es una de las condiciones de existencia para que los capitales sigan vigentes en esa lucha competitiva. El que estemos en el capitalismo global no desaparece la competencia entre capitales por conquistar los mercados, tanto para la realización de lo producido como para los espacios de las inversiones. Una muestra actual se tiene con la lucha competitiva que se está librando entre ciertos capitales norteamericanos, capitales europeos y capitales asiáticos. Los conflictos en el oriente medio, con Rusia, con China, etc., tienen esa connotación. La baja del precio del petróleo es parte de las estrategias de esa competencia por controlar ciertos mercados. Pero además, como producto de esa lucha competitiva han surgido las sobreacumulaciones, esto es, los excedentes del capital que se han transformado en capital ocioso, en capital que no encuentra la forma ni el espacio para valorizarse o realizarse en cuanto tal. Esta situación de ociosidad capitalista imprime una mayor presión para que países con menos desarrollo adecuen sus leyes y permitan su arribo en condiciones desventajosa para esos países y súper ventajosas para los capitalistas. Por eso la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la pauperización de la población de la humanidad no se resolverá en el régimen capitalista de producción, antes bien, es una condición para su superación en un sistema de producción no capitalista. En fin

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