Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

1972-1975, el período más brillante de Nayarit

Miguel González Ibarra

18 de mayo de 2016

Ideas presentadas por Miguel González Ibarra, en el Diplomado de la Unidad Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), el viernes 6 de mayo de 2016.
 
El período nayarita, 1972-1975, es el más brillante de nuestra historia. Trazó e hizo las veredas. Es la estrategia para esta región de México y el país entero. Vimos,  vivimos y, disfrutamos, el Poder Popular, en todo su esplendor. Ese modelo que está, ya, en América Latina y, que, salva al mundo, porque lleva el pan y la sal, a todos los hogares, sin excepción de ninguno, ni de nadie.
 
El Poder Popular, está demostrado, es superior al capitalismo o democracia burguesa imperial.
 
En este pedazo de la patria, arrancó dicha estructura sociopolítica, igual que en Cuba, lo mismo que en Chile, con el gobierno de la Unidad Popular. Ahora, está extendido. Nosotros, aquí en Nayarit, lo iniciamos, mucho antes que Chávez en Venezuela, que Evo en Bolivia y que Pepe Mujica en Uruguay.
 
Y……saltó la liebre
 
En Nayarit, comenzó la revolución de los trabajadores del campo y la ciudad, cuya vanguardia es la clase obrera, justamente, en la línea marcada por los huelguistas de Bellavista, en 1905, cuna del movimiento revolucionario floresmagonista de 1910.
 
Este tramo aportó a México al mejor gobernante a nivel municipal, desde que Hernán Cortés inauguró la vida de los ayuntamientos en la república, hace ya casi cinco siglos. En Nayarit, saltó la liebre.
 
No es poca cosa lo que este girón entrega al país, con el estilo y contenido de gobernar, de Alejandro Gascón Mercado, el dirigente y conductor de masas más grande de estas tierras. Nadie lo ha superado. Es el número uno como alcalde, a nivel nacional y, uno de los mejores gobernantes, a nivel municipal, del planeta tierra.
 
Los ojos de México estaban en Tepic. El XXVI Ayuntamiento de nuestra capital, atrajo la mirada de todos en el país, pero, igual, muchos, de otras latitudes del planeta, simpatizaron con aquel proyecto, simbolizado y representado por un alcalde comunista, inspirado en las tesis elaboradas por el gran ideólogo mexicano, el líder obrero más destacado, fundador de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Vicente Lombardo Toledano.
 
Ganó Fidel y Allende
 
Trece años después de la Revolución Cubana. A 24 meses de iniciado el proceso chileno, con el Doctor Allende a la cabeza. Las grandes masas del continente en, franco desafío, frente al imperio más sanguinario de nuestra historia. Con el campo socialista y la Unión Soviética, en todo su apogeo, aportando avances sociales y tecnocientíficos, como nunca se había registrado en la historia del universo. El proceso nayarita y el chileno, eran la gran novedad para el mundo entero. Muchos, lo siguieron. Venían y venían, de diversos puntos del planeta, a ver lo que Gascón Mercado, hacía, desde este punto geográfico de la república.
 
Cuba, Chile y Nayarit, habían iniciado la batalla por la independencia definitiva de nuestra América, luego de aquel 26 de julio, con el Asalto al Cuartel Moncada, en la oriental Santiago de Cuba.
 
“¿Cómo le hiciste para ganar?”, siempre la pregunta obligada y reiterada al Presidente Municipal tepicense, cuando era imposible ganarle al PRI la capital de un estado. El PRI, era todo: federación, estado, municipio, ejido, sindicato, cooperativa, alcoba, cocina y familia. Ni pensar ganarle una elección. Aquí, se le ganó. ¡Y de calle! No hubo duda del voto a favor del socialismo. En Tepic, se enterró y sepultó el mito. Como aquel, cuando las masas rabiosamente anticomunistas cubanas decían, luego de las medidas populares tomadas por la Revolución, a favor del pueblo: “Sí Fidel es comunista, anótenme en la lista” Estamos hablando de aquellos años. Hace cuatro décadas y media. Algo, en verdad, increíble.
 
“Yo no gané esta elección”, respondía el edil marxista.
 
“Estos comicios, fueron ganados por Fidel Castro y Salvador Allende”, agregaba, sin titubeos, Alejandro. Hoy, en día, se le teme al concepto “socialista” y, al “comunista” a ponerle las cruces. Es el diablo, pues, sin saber, que es el futuro de la humanidad y el régimen que salvará al hombre en la tierra, liberándolo de la opresión y explotación, para siempre y eternamente.
 
Los Comités del Pueblo, fueron la  novedad y el gran secreto, semejantes a los soviets de obreros y campesinos, estructurados en la primera  revolución proletaria de la tierra, igual que los CDR, esa inédita estructura de masas, sin la cual, sería imposible, salvaguardar y defender el socialismo, a sólo 80 millas de distancia, del imperio más poderoso del planeta.
 
La hoz y el martillo
 
Los yanquis, temían más a Alejandro, que a Allende. No se la pensaron dos veces. El bombardeo a La Moneda y el robo de los votos en Nayarit, en 1975, fue parte de una sola estrategia. Que aquel ejemplo no cundiera, decidió la CIA y el Pentágono. Desde allá, se dieron las instrucciones y consignas. No lo pudieron evitar. Los cambios, ahora, se vinieron en cascada, tal y como una vez, lo vaticinó Fidel Castro.
 
El discurso de Alejandro, era más incendiario que el de Allende. Allende les preocupaba, si, pero, todavía más, Alejandro, el líder de los nayaritas. Se demostró en el Zócalo Rojo. El compatriota, gran agitador de masas. En segundos, insurreccionó a las multitudes de pie sobre la plancha de la enorme plaza, símbolo de nuestras luchas, como mexicanos. Lo dejó listo. La hoz y el martillo, emblema de la clase obrera y el socialismo, se impusieron. En este acto, se mostró Alejandro Gascón, como uno de los gigantescos oradores de la historia nacional. ¡Insuperable! Nadie lo ha podido igualar, definitivamente. Al nivel de Fidel Castro y, más contundente que Hugo Chávez o Evo Morales. Los gringos, por eso, no lo dejaron pasar. Le cerraron todas las puertas, aunque, cuando esto ocurre, la historia cumple con su deber y pone a cada quien en su lugar. Flores Curiel, se fue al basurero de la historia. Alejandro, está en el altar del devenir, conduciendo al pueblo de Nayarit, hacia niveles superiores de su existencia. Su ideario programático, expuesto magistralmente aquel 19 de octubre de 1975 en la plaza principal de Tepic, sigue vigente. El pueblo lo retomará, sin duda. Es el reto de los patriotas nayaritas, en este momento.
 
La paz profunda
 
Su obra, de gobernante, allí quedó. Los comités del pueblo; los comandos de vigilancia; las tiendas y fábricas del pueblo; los informes mensuales; el trato a los niños como los únicos auténtica y verdaderamente  privilegiados y mimados; la cercanía y estrechez con el pueblo; el amor a los trabajadores; la economía social; la escoba recogiendo basura desde el primer día algo nunca visto en ninguno de los gobernantes anteriores; la bandera estratégica del municipio libre levantada con fuerza por lo más avanzado del Constituyente con Heriberto Jara coordinando los históricos debates en la ciudad de Querétaro. Ni el imperio ni el neoliberalismo, han podido borrar, la heroica gesta del XXVI Ayuntamiento de Tepic. Allí está, esperando, para darle continuidad. No hay de otra. Es la ruta a seguir. Es lo que resolverá los derechos básicos de todos y dará seguridad a los humanos de estas tierras. Cómo ocurre ya en Uruguay, Argentina, Brasil, Ecuador, Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador y en todo el Caribe. Es el Poder Popular, antesala del régimen superior que lleva por nombre socialismo y, que, sin remedio, llegará y se implantará, para que permita ver el sol sin nubes,  la alegría sin dolor, la paz profunda, como, muy bien y, atinadamente, lo dice el poema más grande de las letras mexicanas y latinas.
 
Unidad y más unidad
 
El Poder Popular es el sistema que debemos construir los nayaritas, para que el pan y la sal llegue a todos los hogares. Pero, no, para dentro de 30 o 40 o 50 años. El Poder Popular, para hoy. Se puede. Unir a los socialistas, a la izquierda, a todas las fuerzas progresistas y democráticas de Nayarit, es la gran e inmensa tarea de hoy, para que, en las elecciones venideras, en 2017, ganemos la batalla, e integremos un Poder Ejecutivo, un Poder Legislativo y 20 poderes municipales que obedezcan el mandato popular y no sea el dinero y los capitales privados los que manden, sino, que sea, el trabajo, los trabajadores, el pueblo trabajador de Nayarit, quien posea y lleve las decisiones fundamentales de la economía y el poder político.
 

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