Tepic, Nayarit, jueves 18 de abril de 2024

Hacen falta muchos inspectores

Sergio Mejía Cano

09 de Agosto de 2016

En realidad que resulta sorprendente que entre los choferes del servicio de transporte urbano (STU) se sigan escuchando los mismos reclamos que se hacían mutuamente desde hace más de 50 años. Y posiblemente esto se deba a que cuando cae un chofer nuevo, no falta el que supuestamente se las sabe de todas, todas y le dé consejos al nuevo de cómo hacerle para pasarla mejor, que le diga en dónde y cómo está la tranza para poder sacar ventaja aparentemente sin que se note.

Y por desgracia, por lo regular siempre hay noveles choferes del STU que hacen caso a los malos consejos y comienzan a actuar tal y como los mal aconsejaron; y si bien habrá conductores que no caigan en la trampa de la tranza tanto del mal manejo como violaciones a los itinerarios, así como el posible fraude con el boletaje y desde luego los dineros de la venta de los mismos, casi siempre a muchos de ellos se les hace fácil actuar tal y como les enseñaron otros malos elementos.

Voy viajando en un camión de la ruta “Mololoa”, va por la calle Hidalgo y al llegar casi al cruce con la calle Zacatecas, se detiene frente a otra unidad que está estacionada quedando la puerta del camión donde viajo justo del lado de la ventanilla del camión que está parado que es de la ruta “Llanitos”, y el chofer del Mololoa le grita al del Llanitos que había visto a fulano allá por la Independencia, y en tono de reclamo le dice al del Llanitos que se fije lo puerco que es, porque ya debería ir mínimo por la Allende; no alcanzo a oír lo que le grita el conductor del Llanitos, pero el del Mololoa le dice que él anduvo en esa ruta y que ya va muy retrasado a propósito. El del Mololoa cierra la puerta de su camión y moviendo su cabeza negativamente acelera y da vuelta en la Zacatecas rumbo al norte. Intuyo que el fulano que había visto el del Mololoa era el conductor del otro Llanitos que tendría que ir adelante del que ahí estaba.

Pero esto es cotidiano, ya que hay ocasiones en que aborda algún colega del chofer del camión y por lo regular la plática entre ambos versa sobre los mismos compañeros respecto a cómo se desempeñan en sus labores, porque lo que se oye por lo regular es que zutano es bien duro, que mengano le va tumbando todo el pasaje o que le va dejando todo porque ni el polvo le ve porque se adelanta mucho, que el de atrás lo viene correteando, etcétera. Así que el meollo del asunto es ya sea porque el de adelante corre mucho o poco y el de atrás se adelanta o se queda; el cuento de nunca acabar y que se oye desde siempre entre el gremio camionero, y todo, porque la mayoría no respeta sus itinerarios respectivos. Cosa que es precisamente lo que deberían cumplir sin excusa ni pretexto: los tiempos de su propio itinerario, y en caso de no hacerlo ser severamente sancionados. Porque para adelantarse al itinerario no hay pretexto ni justificación que valga, pero para los retardos podría haber muchos motivos y que se podrían comprobar, como un embotellamiento, un accidente que haya detenido el tránsito vehicular, algún obstáculo que los haya obligado a cambiar la ruta y efectuar un rodeo largo muy a su pesar, la descomposición de la unidad o alguna falla momentánea, etcétera; es decir, que para los retardos sí puede haber varias justificaciones, no así para los adelantos en el itinerario, porque se supone que los choferes del STU deben de traer su reloj siempre en buenas condiciones debido a que trabajan tiempos y no cantidades de pasaje.

Sin embargo,  si hay algo muy raro que pase en las diversas rutas de camiones en la capital nayarita, es que suba un inspector de boletos, eso sí que es raro porque nunca se ven quizás porque no hay, ya que se dice que si antes había, estos quedaron fuera cuando se instalaron las barras contadoras; pero la función de los inspectores de boletos no es nada más la de comprobar que todo el pasaje porte su boleto respectivo, sino también verificar que los choferes vayan a tiempo de acuerdo con su itinerario, que no corten ruta, que no dejen pasaje sin abordar, que circulen con las puertas cerradas; pero sobre todo, que respeten sus itinerarios. Porque se supone que para eso traen a la vista dichos itinerarios, para que el inspector al subir de inmediato sepa si va adelantado o atrasado el conductor del camión.

Así que una posible solución es que haya inspectores que estén atentos a todo lo concerniente al buen servicio, y si estos existen, pues aumentar la cantidad, para que en todo tiempo anden saltando de camión en camión y de ruta en ruta.

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