Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

Profesionistas desanimados

Sergio Mejía Cano

16 de Agosto de 2016

En verdad que ya es más que preocupante que infinidad de jóvenes que egresan de alguna carrera y ostentan con orgullo su título profesional, y que a la hora de la hora no encuentren acomodo en dónde ejercer para lo que estudiaron durante tanto tiempo. Obvio que es de entender que aparte de sus familiares, amistades y conocidos, nadie más los va a estar esperando con los brazos abiertos para emplearlos y que comiencen a ganar carretadas de dinero; sin embargo, lo más que reciben aparte de las negativas de que no hay trabajo, y que en caso de que lo encuentren les salgan con que apenas ganarán el mínimo o quizás un poco más, pero nada de algún salario digno encuentran.

Llega un joven que acaba de salir su carrera en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), a solicitar a un grupo de ancianos profesores que suelen reunirse en un céntrico café, que si le revisan su tesis porque quiere entregarla impecable. A los días de nuevo se presenta este joven recién profesionista a decirles a los viejos profesores que ya tiene todo listo y que acaba de entregar su solicitud para ver si alcanza una plaza pedagógica en algún plantel del servicio público. Posteriormente acude de nuevo al café para saludar a los antiguos mentores, pero esta vez se le mira cabizbajo, con su semblante muy triste, y al preguntarle sus amigos profesores qué le ocurre, el neo profesor con voz compungida comenta que no pudo obtener una plaza, que le hicieron falta tres puntos, como a la mayoría que se vio en la misma situación que él; y termina diciendo que tendrá que ir a los colegios particulares a ver si tiene suerte.

Después de varios días, vuelve a hacerse presente este muchacho antes alegre, pero que ahora parece llevar una pesada losa en la espalda, y con la mirada apagada les dice a los veteranos docentes que ya fue a hacer solicitud a varios colegios particulares y que de la mayoría quedaron en llamarlo después, pero que en uno de ellos le dijeron que sí estaban ocupando profesores, así que de inmediato entregó la solicitud de trabajo y demás papeles que le exigían y que le van saliendo con que en caso de ser aceptado, sus labores serían de lunes a viernes de 08:00 a 15:00 horas, y en salón compartido con otro profesor, porque así se manejan en ese colegio: con dos profesores por aula. Pero lo que lo dejó temblando fue cuando le dijeron que su salario sería de $1,500.00 pesos a la quincena, pero con los descuentos de ley le vendrían quedando algo así como $1,200.00 pesos ya libres, y que por eso se la estaba pensando mejor, porque al descontarle a esos $1,200.00 el gasto en transporte y un posible refrigerio, pues mermaría aún más la cantidad, y si a su novia se le antojaba ir al cine, pues tal vez saldría a mano y peor si quisiera que la invitara a cenar.

Queda claro que la mayoría de los profesionistas recién egresados que están bien centrados en su forma de pensar están conscientes de que no van a empezar a ganar enormes sumas de dinero, pero al menos sí un sueldo acorde a su profesión y que no sea humillante como en este caso de que en un colegio particular ofrezcan $3,000.00 pesos mensuales a un profesor que se entiende, se tendrá que sacrificar en la enseñanza para hacer próximos ciudadanos de bien; pero con un sueldo que en realidad está muy lejos al que obliga nuestra Constitución Política, pues esto no hace otra cosa más que desanimar a las nuevas generaciones de estarse quemando las pestañas como comúnmente se dice, para que al final le paguen una cantidad irrisoria que no la ganan ni siquiera los cargadores del Mercado de Abastos, porque ahí el que menos gana se lleva libres al menos $1,150.00 pesos por semana, es decir $4,600.00 mensuales; nada qué ver con lo que le ofrecen o pagan a un neo profesor en un colegio particular. Obvio que un cargador desquita con mucho sudor y esfuerzo ese salario; sin embargo, es otra de las cosas que hacen pensar en nuestro país: que los trabajos más pesados son los peor pagados.

No por nada andan muchos profesionistas sin ejercer su carrera, prefiriendo estar vendiendo tacos o dogos y hamburguesas, así como andar ranchando por las calles de la capital y poblaciones circunvecinas vendiendo frutas, verduras y legumbres, e inclusive hasta de taxistas; unos porque no hay trabajo de acuerdo a su profesión, y si lo hay es poco remunerativo y desde luego, quienes han preferido el comercio informal en donde si bien no tienen prestaciones, al menos ganan más que siendo asalariados con un futuro poco halagüeño.


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