Tepic, Nayarit, jueves 18 de abril de 2024

El síndrome de la guerra fría

Sergio Mejía Cano

19 de Enero de 2018

El de nuevo priista Javier Lozano Alarcón, que fue prestado por un tiempo al PAN, tal vez esté afectado o quiera recurrir al viejo cuento de la llamada “Guerra Fría” que estuvo de moda después de la segunda guerra mundial hasta la era de Mijaíl Gorbachov, y que al parecer ahora se quiere revivir pero que todo indica que ya no está dando los mismos resultados de generar temor más que en quien quiera seguir engañado.

Cuando se generó el conflicto estudiantil que concluyó con la masacre del 2 de octubre (no se olvida), casi desde el principio el gobierno federal de aquel entonces, juraba y perjuraba que todo se debía a una “conjura comunista” comandada desde la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que los rojos tenían mucho que ver en las protestas estudiantiles, siendo que estaba claramente definido el porqué se estaba manifestando el estudiantado: precisamente por la represión gubernamental hacia los jóvenes estudiantes; sin embargo, el gobierno federal se empeñaba en hacer creer a la población de que los “rojos” querían desestabilizar al país para que no se celebraran las olimpiadas. Algo que con el tiempo se aclaró, ya que el tiempo siempre da la razón a quien la tiene, y en esta enorme mentira de querer achacar a los rusos una conjura que movía al estudiantado quedó por los suelos dejando ver que todo era una patraña para aprovechar reprimir a la juventud y desprestigiar a la URSS a quien el gobierno gringo no tragaba para nada.

Así que hoy en día en que don Javier Lozano anda desatado diciendo que los rusos están detrás del precandidato por el partido Morena Andrés Manuel López Obrador (AMLO), no está demostrando otra cosa más que su comicidad, desfachatez y mala leche. Porque para quienes nacimos a mediados del siglo pasado o antes, esto de que Rusia anda metida en la política mexicana pues nos hace recordar aquellos dichos de 1968 de que era una conjura comunista, cosa que desde luego no fue cierta ni por asomo, pero que según los historiadores, se la hicieron creer de tal manera al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, que hasta temió por su vida y la de su familia y hasta llegó a pensar que los militares lo apresarían cuando, según se ha documentado, estando en un campo de golf, vio que se acercaban hacia él parte de su gabinete encabezado por su entonces secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez y el alto mando militar a su lado, y que en ese momento creyó que lo harían prisionero. Así estaba de obsesionado este señor, que jamás comprendió posiblemente en que todo se debía a un problema que había empezado con un pleito estudiantil, pero que al querer reprimirlo el control se salió de las manos gubernamentales y más al invadir las instalaciones de la UNAM y destruir la centenaria puerta de la Preparatoria número 1 con un disparo de bazuca.

Tal vez a las nuevas generaciones y personas que los tristes acontecimientos de aquél fatídico año de 1968 estos sucesos no les digan ya nada y que a la mejor eso de la guerra fría tampoco les llame la atención y que en esto se esté apoyando el también vocero del precandidato presidencial por el PRI, para tratar de asustar haciendo ver a los rusos como los malos, tal y como nos lo quisieron hacer tragar durante muchos años los gobiernos gringos que hasta en programas de televisión infantiles cuando se tenían que enfrentar dos grupos en algún concurso, a unos los ponían como los azules (los buenos) y los rojos (los malos). Y hasta en películas los comunistas siempre eran los malos y los gringos los salvadores del mundo y la libertad; obvio, los buenos siempre los güeros gringos. Porque también habría que recordar las películas en donde pintaban a los indios como los malos y a los invasores güeros como los buenos que hasta gusto nos daba ver que llegaba la caballería a matar a los indios malos que lo único que reclamaban era lo suyo.

En las pasadas elecciones gringas en donde se alzó con el triunfo el locochón de Donald Trump, también se soltó el farol de que los rusos estaban inmiscuidos en los comicios y que podrían desestabilizar las elecciones y que a Chuchita la bolsearon, etcétera, pero fue algo que no prosperó precisamente por falta de sustento tal y como está ocurriendo hoy en día con lo dicho por Javier Lozano, en donde hasta el flamante titular de la Secretaría de Gobernación Alfonso Navarrete Prida, desmiente a Lozano Alarcón diciendo que no existe prueba alguna de lo dicho por el prianista, perdón, priista-panista-priista dos caras.

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