Tepic, Nayarit, sábado 20 de abril de 2024

No siempre tiene la culpa quien va manejando

Sergio Mejía Cano

18 de Febrero de 2019

Es común que cuando ocurre un accidente en donde se ve involucrado un vehículo automotriz, de inmediato se satanice al conductor del vehículo, tenga o no la culpa; sobre todo y más cuando se trata de un camión del servicio urbano de transporte, porque la gente trata a los choferes como cafres del volante y hay quienes les llaman hasta asesinos, claro que sin ningún sustento para estas afirmaciones.

Toda persona que ande tras un volante no está exenta de que en cualquier momento se vea involucrada en algún tipo de percance ya sea con otros vehículos o debido a la imprudencia de los peatones que se le podrían atravesar a su paso. Y señalo imprudencia de los peatones, porque queda claro que mientras el vehículo automotriz no se suba a la acera para arrollar o atropellar gente, es obvio que el conductor de todo tipo de vehículo ninguna culpa podría tener en algunos casos así.

Por ejemplo, en algunos accidentes de trenes contra vehículos en algún crucero público a nivel con las vías férreas, era común que algunos choferes dijeran que el tren no pitó, como si esto lo eximiera de toda culpa por no haber hecho alto total al llegar a las vías del ferrocarril. Igual, una persona que es atropellada por cualquier vehículo a media calle y a media cuadra, ni modo que le diga al chofer que no pitó, porque lo que pasó es que a quien atropellaron no se fijó si venía algún vehículo cuando trató de cruzar esa calle a mitad de la cuadra.

Debido al crecimiento de la ciudad y por ende de su parque vehicular, cada día se reportan más accidentes respecto a personas arrolladas por vehículos automotrices y hasta de pedales, vulgo, bicicletas; y precisamente a Tepic ya no se le debe de decir “rancho bicicletero” tal y como lo nombran despectivamente todavía algunas personas que no toman en cuenta de que la capital nayarita ya es una ciudad en todos los sentido de la palabra, y que sus habitantes ya no andan con la calma con que acostumbraban nuestros ancestros, sino que hoy en día ya mucha gente anda apresurada como en cualquiera otra ciudad en crecimiento, por lo que debido a esas prisas que ocasiona el crecimiento de la ciudad y la cantidad de vehículos, es posible que haya cada día más y más atropellamientos.

Queda claro que es muy triste cuando atropellan a alguien, y desde luego para los familiares y peor aún si a quien atropellan pierde la vida; y es natural que los familiares la tomen en contra de quien iba conduciendo el vehículo en cuestión; sin embargo, y aunque se oiga algo cruel, no necesariamente siempre es la culpa de la persona que está detrás del volante, y lo malo de todo esto es que por lo regular de todos modos le pasan a perjudicar el día a quien iba manejando así no tenga la culpa, porque justo es reconocer que muchas de las veces uno como peatón es el responsable siempre y cuando el vehículo no haya andado persiguiendo gente en las banquetas para perjudicarlas.

En junio de 1958, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, mi hermana Elvia Patricia de escasos tres años de edad falleció debido a que un camión del servicio urbano la golpeó en la cabeza. Resulta que al llegar a la esquina en donde nos teníamos que apear, después de acudir a una matiné se baja primeramente una tía para recibirnos primeramente a Elvia Patricia, luego a un servidor que entonces tenía escasos cinco años, luego a mis hermanos René, Javier y mi hermana Irma que era la mayor, al último se baja mi mamá y el chofer pregunta que si ya bajamos todos, mi mamá le responde que sí y el camión se arranca, en eso mi mamá pregunta por Elvia Patricia y no está en nuestro entorno, cuando pasa todo el camión, mi hermana estaba en el suelo ensangrentada de la cabeza, pues la defensa del camión la había golpeado en la sien izquierda y al caer al empedrado de la calle se abrió la sien derecha, por lo que su muerte fue instantánea; quedó en puro en medio del camión por lo que las ruedas no la pisaron.

El chofer ni cuenta se dio, porque dio todo un circuito y hasta que llegó a su terminal, cercana al lugar de los hechos, como dos horas después y fue detenido y él no sabía nada.

Las autoridades le decían a mi mamá y papá que le cargaran la mano al chofer, pero mis padres le dijeron a la autoridad que de ninguna manera, sobre todo mi mamá porque les dijo a los de ministerio público que la culpa era de ella y no del chofer, porque cómo iba ver que la niña estaba frente a la trompa del camión. A la niña se le hizo fácil atravesar la calle y nadie se dio cuenta.

Sea pues. Vale.

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