Tepic, Nayarit, sábado 20 de abril de 2024

Las formas de la alienación en el capitalismo contemporáneo

Octavio Camelo Romero

03 de Septiembre de 2019

En la actualidad, la “Alienación” es una categoría histórica-sociológica referida a un sujeto, individual o colectivo, que ha perdido algo que esencialmente le pertenece. La categoría “Enajenación” se le asocia como sinónimo. El capitalismo tiene tanto a los individuos como a la sociedad, alienados. Sin embargo, la alienación es el resultado de condiciones históricas específicas.

La Alienación económica es la separación de las personas del libre acceso a los medios de producción y a los medios de subsistencia. El trabajo asalariado existe cuando las personas están obligadas a vender su fuerza de trabajo a su empleador porque les está negado el libre acceso a los medios de producción y de subsistencia. El trabajo asalariado significa la pérdida del control sobre gran parte del tiempo de cada uno, durante y después de la jornada. Y la pérdida de la voluntad porque es el empleador quien ordenará qué hacer,  cómo hacerlo, qué no hacer, qué debe producirse, cómo y dónde producirlo. El empleador será el dueño de la actividad del asalariado. La alienación adquiere una tercera forma. Cuando el asalariado ha vendido su fuerza de trabajo al patrón, los productos de su trabajo no le pertenecen, éstos pasan a ser propiedad del patrón.

En la alienación del producto de su trabajo, el producto se vuelca en contra de su creador. En el capitalismo los objetos medios de producción se vuelcan en instrumentos para la explotación de los asalariados, incluso, para desplazarlos de sus puestos de trabajo físico y mental, el primero con las herramientas y máquinas y, después con los robots, con los sistemas automatizados y con la inteligencia artificial. Los trabajadores se vuelven apéndice de la ciencia y tecnología, son obligados a adaptar el ritmo de sus vidas a los requerimientos de las tecnologías, de las máquinas y dispositivos electrónicos.

Con la alienación del asalariado y su trabajo, su capacidad creadora que se expresaría en su desarrollo humano y en su trabajo, se anula. El trabajo deja de ser medio de expresión propia para el asalariado y se convierte en medio para conseguir dinero para comprar medios de vida y satisfacer sus necesidades. El tiempo en el trabajo se convierte en pérdida de su vida y el tiempo fuera del trabajo se cristaliza como tiempo de la libertad, del asalariado. Sin embargo este supuesto tiempo libre, está determinado por las condiciones de la producción capitalista.

El desarrollo científico-técnico y el objetivo de incrementar la tasa de plusvalía provocan que el tiempo de trabajo se vaya acortando y el tiempo libre de trabajador, vaya aumentando. En este punto, la alienación se extiende del fenómeno económico a un hecho social, y da paso a la alienación del consumidor.

Cada capitalista trata de limitar las necesidades de sus propios asalariados pagando menos y cerrando puestos de trabajo. Y ve en los asalariados de los otros capitalistas como los consumidores potenciales. Por lo tanto, se le presenta la necesidad de ampliar hasta el límite de la capacidad de consumo de estos otros asalariados, la venta de bienes antiguos y nuevos. El capitalismo va más allá de cualquier necesidad humana racional, comienza en forma sistemática a incitar y estimular necesidades artificiales o a desarrollar nuevos instrumentos para satisfacer o sustituir necesidades antiguas. Ésta alienación deja de ser exclusivamente económica para adquirir el carácter de alienación social y psicológica.

Alienación de los humanos demandantes de satisfactores. El capitalismo extiende las necesidades humanas más allá de los límites racionales creando insatisfacciones humanas falsas, insatisfacciones artificiales para vender los nuevos productos, resultados de la reproducción ampliada del capital o de su acumulación. La creación en los humanos de insatisfacciones falsas produce acciones antisociales.

La alienación de la actividad humana total, global o general. El capitalismo lleva la división del trabajo a los límites de la superespecialización. Como resultado, los humanos en un cierto tipo de actividad construyen un horizonte cultural muy superespecializado por lo cual reducen todos los problemas sociales y políticos al ámbito de su oficio. Tienen una visión muy parcial de la problemática socio-política.

La alienación de las relaciones sociales y su transformación en relaciones de cosas, de objetos. El capitalismo genera la tendencia hacia la cosificación de las relaciones humanas, porque es un régimen de producción de mercancías con base en una cada vez más amplia división del trabajo. Cada uno ve a los demás como demandantes de su mercancía, y las relaciones sociales las ve como relaciones de cosas: en la compra-venta ve la relación como intercambio entre dinero y mercancía y no como relación social entre vendedor y comprador.

La alienación de la capacidad para comunicarse. La capacidad para comunicarse sirvió para desarrollar el lenguaje y la inteligencia, sin lenguaje no hay inteligencia. El capitalismo con el desarrollo de su producción de mercancías tiende a destruir la capacidad de la comunicación de los individuos desde los primeros años de su vida. En los primeros años de vida, los niñ@s socializan y hablan un doble lenguaje a través del juego con muñec@s y otros juguetes. La industria ha construido muñec@s que hablan y con ell@s ha impedido el doble lenguaje de los niñ@s y obstruido el desarrollo de su lenguaje y de su inteligencia. Los trabajadores han perdido su capacidad de comunicación porque pertenecen a organizaciones gremiales aliadas a los capitalistas que negocian sus salarios y prestaciones sin que participen en las negociaciones. Los opresores están alienados porque han perdido parte de su capacidad para comunicarse humanamente con la mayoría de la sociedad.

La alienación de la socialización humana. El capitalismo con su principio del individualismo llevado a extremo por el principio de cada hombre para sí mismo, lleva a la soledad, a formar seres esencialmente solitarios. Esta alienación afecta al diálogo porque aparece como comunicación entre dos sujetos cuando en realidad no hay intercambio de mensajes, pues cada quien habla para sí mismo. Esta situación conduce a una crisis de las relaciones humanas. Sin embargo, el capitalismo tiende a ampliar la extrema soledad con todas sus implicaciones. En fin.

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