Tepic, Nayarit, martes 19 de marzo de 2024

Soy de izquierda

Guadalupe Acosta Naranjo

07 de julio de 2020

Pues crecí en las ideas de izquierda, y así quiero seguir, aún y cuando hoy, muchos no entiendan bien a bien, que es la izquierda en la actualidad.

Escribí estas breves notas.

Me defino como una persona de izquierda. No me dan pena mis ideas.

Por lo mismo, yo no me veo identificado como tal, en el gobierno de @lopezobrador_

Según yo, no es de izquierda, pero esa es mí opinión, respeto las demás.

Tampoco me identifico en los insultos que algunos a diario maldicen sobre la izquierda.

Y es que no hay una sola izquierda, tampoco una sola derecha. Ese maniqueísmo de Obrador, es replicado por muchos de sus adversarios.

Las sociedades son mucho más complejas que blanco y negro, estás conmigo o contra mí, conservadores o liberales

El mundo es muy diverso, plural.

Me defino como socialdemócrata, deseo una mejor y más justa distribución de la riqueza que crea la sociedad y abatir la pobreza, para eso el papel redistributivo de las políticas públicas es muy importante.

Mejorar el salario, garantizar un estado de bienestar, salud y educación públicas, pensiones dignas, cultura, y la construcción de infraestructuras urbana y productiva son indispensables.

Promuevo la tolerancia y combato el odio y la discriminación

Defiendo al medio ambiente, energías limpias, limitar las contaminantes, la defensa del agua y revertir el cambio climático, son tareas de todos, pero mayormente de las corrientes del progreso.


Pero igualmente soy un convencido de la democracia, la igualdad, las libertades plenas y la libre empresa. La riqueza se crea, y el estado debe de dar las mejores condiciones para que la iniciativa individual y colectiva se pueda desarrollar sin obstáculo alguno.

Hubo, y existe una izquierda autoritaria, el Estalinismo fue una de sus máximas expresiones, pero no la única. En nombre del pueblo se coartaron libertades, se persiguió a los distintos, se reprimió y asesinó.

Fue y es inaceptable.

El fascismo, de derecha, es igual de terrible.

La extrema derecha a nombre del pueblo, igualmente se comportó, y comporta intolerante con quien no piensa como ellos, se creen superiores a los demás, suspenden libertades, fomentan el odio, el racismo, imposibilitan el diálogo y el acuerdo, y en el extremo, han reprimido y asesinado a millones de personas.

Las izquierdas y las derechas también existen demócratas y tolerantes, que zanjan sus diferencias con reglas que incluyen las elecciones, la inclusión, la libertad de crítica, pensamiento, religiosa, ética, moral y sexual.

Nada es único, nadie posee la verdad absoluta, mucho menos una moral, ética, religión o pensamiento oficial, cada persona tiene derecho a elegir sus creencias y convicciones.

Yo crecí mirando la izquierda unida y desarrollándose junto al conocimiento científico, aprendí a admirar a Galileo, no a la Santa Inquisición, respetando a quienes fueron a la hoguera por ejercer la química como ciencia, no como brujería, a quienes separaron a la iglesia y el ejército del estado y la educación, no a los que desde el poder quieren imponer una moral o regresan fueros a las fuerzas armadas.

Una izquierda que avanzó en muchos países al parlamentarismo, para sujetar al poder ejecutivo a los controles del órgano que representa al conjunto de las fuerzas políticas, el Congreso. Desarrollando instituciones democráticas no decisiones personales de nadie.

Qué combate la concentración del poder en una sola persona, que cree que son sanos los contrapesos entre poderes y ciudadanos.

Creo en la izquierda que peleo por el voto universal, no sólo de los propietarios ricos y de varones, sino también de trabajadores, las mujeres y los jóvenes.

Recuerdo cómo sectores de derecha y la iglesia se oponían hace poco, al uso de anticonceptivos, de preservativos, de matrimonios igualitarios; querían dictar las políticas públicas de salud, imponiendo sus creencias a la ciencia.

De la izquierda qué nació junto al conocimiento científico, una parte se hizo dogmática e intolerante, abandonó la búsqueda de la verdad científica por los dogmas cómodos de sus mesías, y ahora desprecia la pluralidad y el debate libre.

Es triste observar cómo hace poco nos persiguieron décadas por no admitir un partido de estado en México, hoy ya en el poder de ese estado, ellos hostilizan a quienes no compartimos sus ideas.

Observo al presidente que etiquetan de izquierda, en la grave crisis de salud pública que vivimos, por ese virus inédito que golpea a la humanidad, ofrecer estampitas religiosas, brebajes, unas recetas de cocina y el decálogo de Carreño místico.

Y a quienes defendieron la ciencia, defender sermones mañaneros.

No me insulta que me digan izquierda

No considero insulto decirle a nadie derecha

No creo en ninguna izquierda o derecha intolerante

El presidente cree obsesivamente que es su deber destruir a sus opositores, yo creo firmemente en establecer un régimen plenamente democrático; por qué sin tolerancia, no hay democracia.



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