Tepic, Nayarit, jueves 09 de mayo de 2024

A Juárez trataron de asesinarlo con la ingesta de guayaba envenenada

Gilberto Cervantes Rivera

30 de Agosto de 2022

**** UN SALUDO A LA PRESIDENTA MUNICIPAL DE TEPIC GERALDINE PONCE, LA QUE SEGURAMENTE RECIBIRÀ EN BREVE UN RECONOCIMIENTO POR EL CUIDADO ESCRUPULOSO QUE HACE DEL AGUA, LIQUIDO VITAL QUE DENTRO DE POCO VALDRÀ COMO EN NUEVO LEÓN, CASI 300 PESOS POR LITRO; YO NO CREO QUE LA ALCALDESA DURE QUINCE DIAS SIN BAÑARSE COMO PUDIERA PASAR CON LAS FAMILIAS DE LA CAPITAL, LAS CUALES ESTÀN MUY INTERESADAS Y AL PENDIENTE DE SABER A QUE HORAS SEÑORA REINA DE BELLEZA, EN LUGAR DE MAQUILLARTE Y ANDAR AL CUIDADO DE TUS PERRITOS, ORDENES QUE LOS DEL SIAPA LE ECHEN AGUA A LAS TUBERÌAS, PARA QUE YA CONCLUYA EL MARTIRIO AL QUE TIENES SOMETIDO A TU PUEBLO; BUENO, TU ERES DE PANTANAL PERO GOBIERNAS TEPIC, NO SE TE OLVIDE.   

****BENITO PABLO JUAREZ GARCÌA, PRESIDENTE DE LA REPÙBLICA MEXICANA, MANDÒ DESAPARECER LOS GUAYABOS DEL PAIS, EN REPRESALIA PORQUE UNA DE SUS HIJAS MURIÓ ENVENENADA AL CONSUMIR UNA GUAYABA QUE LE HABIAN REGALADO A ÈL,  PERO QUE LA NIÑA DEVORÓ SIN PENSAR QUE LE VENDRÌA GRACIAS A ELLO, LA MUERTE; CURIOSO, JUÀREZ, DURANTE SU ACCIDENTADA VIDA, PERDIÓ PRIMERO A SUS PADRES BRIGIDA GARCÍA Y MARCELINO JUÀREZ; ENSEGUIDA CINCO DE SUS HIJOS, ENTRE ELLOS PEPE, MUY QUERIDO POR CIERTO DEL MANDATARIO NACIONAL; DE LOS CINCO FALLECIDOS, CUATRO ERAN MUJERES Y FINALMENTE PRESENCIÓ LA PERDIDA DE SU ÚLTIMA MUJER,  DOÑA MARGARITA MAZA PARADA, CON LA CUAL PROCREÒ DOCE VÀSTAGOS. 

Don Benito Pablo Juárez García,  solía trabajar hasta pasada la medianoche, sin embargo por el año 1870 cambió su hora de salida a las 18.00 para pasar el resto del día con su esposa y su familia. Margarita desde un tiempo atrás había empezado a tener manifestaciones de una enfermedad que los médicos pensaban era probablemente grave. Margarita y Juárez caminaban por el Paseo de Bucareli junto con sus hijas e hijo. En ese tiempo Bucareli remataba en la actual Arcos de Belén, era un centro de reunión social donde paseaban gente de todas las clases sociales. Los ciudadanos podían acceder al presidente directamente. Los Juárez tenían una casa en los límites de la ciudad, junto al Templo de San Cosme, número 4 de la Calle Puente Levadizo. Juárez tenía cinco hijas: Manuela (apodada Nela por la familia; casada con Pedro Santacilia); Felicitas; María de Jesús (casada con Pedro Contreras, de origen español); Margarita; Soledad y Josefa. El más pequeño de sus hijos era Benito, de unos 13 años. Antes de su matrimonio, Juárez había procreado dos hijos naturales: Susana Juárez Chagoya (habida en su concubinato con Juana Rosa Chagoya) y Tereso Juárez Ortiz, (procreado en un segundo concubinato con María de la Cruz Ortiz, una indígena tehuana que al momento de su nacimiento tenía apenas 17 años de edad).37 En el caso de Susana, eventualmente ella fue adoptada por Margarita y era parte integral de la familia Juárez Maza, mientras que Tereso nunca fue reconocido legalmente por su padre por ello no recibió parte de la herencia familiar. Quizá el no haber quedado huérfano a los tres años, Benito Juárez no habría llegado tan joven a Oaxaca o tal vez de no conocer a Margarita Maza, la historia hubiese sido otra. No lo sabemos, pero sí sabemos que ciertas tragedias acompañaron la vida de uno de los principales autores de las Leyes de Reforma, que separaron la Iglesia del Estado. He de ahí que vale la pena recordar estas cuatro tragedias familiares que acompañaron al famoso ex presidente de México. A los tres años de edad, Benito Juárez sufrió sus primeras dos grandes pérdidas. Su madre falleció al dar a luz a una de sus hermanas y, por si fuera poco, su padre falleció poco tiempo después. Así, a su corta edad quedó huérfano, junto con sus hermanas María Josefa, Rosa y María Longinos. Juárez quedó a cargo de sus abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López, pero dos años después también murieron y quedó bajo la tutela de su tío Bernardino, quien se cuenta era muy estricto y obligó a Juárez a huir a la ciudad de Oaxaca cuando perdió a unas ovejas. Así salió de su lugar de origen. Este es el árbol genealógico de Benito Juárez: En 1843 Juárez se casó con Margarita Maza, con quien tuvo 12 hijos: nueve niñas y tres niños. Sin embargo tres niñas y dos niños fallecieron cuando eran pequeños. Durante la intervención francesa en México, Juárez decidió́ enviar a su familia a Nueva York, para protegerlos. Pero precisamente ahí murió su hijo José María, llamado de cariño Pepito. Según historiadores, fue el hijo más querido de Juárez, a quien describía como un niño muy inteligente y de buenos sentimientos. También murió en Estados Unidos su hijo Antonio, a quien sólo conoció recién nacido. Ambos fallecieron de pulmonía fulminante. El 2 de enero de 1871 fue otro de los días más tristes para el ex presidente de México. Aquel día murió Margarita Maza de Juárez. Según cuentan los testigos de aquellos tiempos, Juárez no se desprendió ni un momento de su esposa al saberla a punto de morir. Siempre la acompañó en el lecho de su muerte. El propio Juárez ayudó a cargar el cadáver de su amada para colocarlo en el ataúd. Ayudó además a llevarlo al panteón San Fernando en la Ciudad de México. Ahí Juárez había comprado un lote para sepultar a toda la familia, incluida a su amada mujer y a sus hijos muertos en Nueva York. Su voluntad fue cumplida y actualmente el presidente más recordado con aprecio por los mexicanos descansa en ese lugar. De los muchos velos que recubren nuestra historia, varios los ostenta Benito Juárez, quien es mejor reconocido como el pastorcillo que llegó a la Presidencia y que su oportuna muerte le obsequió la nobleza política. Entre los mitos construidos y las verdades escondidas en su biografía resaltan los sucesos que lo marcaron previo a su enlace con la núbil Margarita Maza. Así, ha sido poco estudiado el origen y destino de los dos hijos naturales que el Benemérito procreó antes de 1840 e incluso de un tercer hijo, en este caso adulterino, fruto de una misteriosa relación surgida en la lejanía de Paso del Norte, allá por 1865 y que Alejandro Rosas esboza. De las mujeres con las que Juárez se relacionó poco se sabe, ya que no dejó constancia. La primera de ellas, su paisana Juana Rosa Chagoya, según sostiene Carlos Velasco Pérez, uno de los pocos historiadores que se aventuran a hurgar en su pasado; fue una viuda con quien vivió en concubinato entre 1830 y 1832. Esta afirmación no se sostiene porque Susana, la única hija de esa unión, nació en 1840, tan sólo tres años antes de que don Benito se casara con Margarita y en los registros parroquiales de la época no aparece una mujer con las características que Velasco le atribuye. Por otro lado, en mis pesquisas descubrí la existencia de una Juana Rosa Chagoya Álvarez, nacida a principios de 1820. Si es ella, después del encuentro con Juárez, contraería nupcias y tendría otros hijos. Sea la causa que fuere, Susana nació con algún tipo de trastorno mental que le impidió valerse por sí misma. Aunque se quedó bajo la guarda de los Juárez Maza, nunca la integraron a la familia, y permaneció siempre en su ciudad natal, bajo la custodia de Miguel Castro Ramírez, abogado y antiguo condiscípulo del Instituto de Ciencias y Artes, y de su esposa María Jacinta Meixueiro. Sobre su condición, Jacinta asumió la responsabilidad de informarle: “Tengo a la vista su grata de 21 del que acaba (octubre de 1867) y en ella veo que me agradece usted, más de lo que yo merezco, el empeño que tengo por el restablecimiento de su querida hija Susana. Tengo unos vivos deseos de que esta criatura despierte de ese estado de narcotismo en que está; ya tiene algunos ratos o momentos en que parece se despeja su imaginación; yo tengo vehementes deseos de verla despejada, quizá por esto o porque sea la realidad me anima la esperanza de que cuando se vigorice o enriquezca la sangre, veré logrados mis deseos.” Pendientes de su frágil salud, sus tutores comentaban en cada oportunidad los avances y retrocesos. Así, cuando falleció Margarita Maza, en el pésame, los Castro no olvidaron indicar que Susanita estaba muy aliviada y de regular humor. En junio de 1872, como mal augurio, Jacinta le da cuenta del deterioro de “la niña”. Juárez contestó al mes siguiente: “Recibí las cartas de usted de 1º y 7 del corriente y quedo enterado, con mucho sentimiento, como debe usted comprender, de la grave enfermedad de mi hija Susana. Temo mucho que no pueda resistir ya y siento no poderla ver y atenderla personalmente; pero me consuela la presencia de usted en ésa, porque hace usted mis veces y le dispensa la protección y cuidados en su angustiosa situación. 

Si tuviera la enferma algunos momentos de despejo, dígale usted, de mi parte, que tenga paciencia y conformidad, que se deje aplicar las medicinas, sujetándose al método que fije el médico para que se restablezca cuanto antes como lo deseo.” El destino definió que no era el tiempo de la hija, sino del padre; dos días después Juárez falleció. En su sucesión se hizo constar un pago a Jacinta Meixueiro por su diligencia. Como su padre nunca la reconoció legalmente, sus medios hermanos se apiadaron de ella y le concedieron una pequeña porción de la herencia. Tiempo después, Miguel Castro, entonces gobernador de Oaxaca, la dotó de una pensión anual vitalicia de 480 pesos y de una finca. Susana Juárez Chagoya falleció el 27 de febrero de 1880, a los 44 años, de tabes mesentérica (tuberculosis). El responsable del trámite ante la autoridad civil y del entierro fue Francisco Vasconcelos Varela, pariente político del médico personal de Porfirio Díaz, Esteban Calderón y Candiani, sobrino de Don José Vasconcelos. Juárez tenía cinco hijas: Manuela (apodada Nela por la familia) casada con Pedro Santacilia, Felicitas; María de Jesús casada con Pedro Contreras, de origen español; Margarita; Soledad y Josefa. Además el más pequeño de sus hijos era Benito de unos 13 años. Venito Alcalá Arellano El Monstruo,  de 75 años de edad, me hace referencia de un pasaje familiar de la vida del Presiente Benito Juárez; dice que una de sus hijas fallece tras consumir una guayaba que le habían regalada al prócer oaxaqueño; la fruta contenía un potente veneno, el cual no llegó al estómago de Juárez pero si al de Margarita, Soledad o Josefa. Profundamente indignado por la muerte de una de sus hijas, Juárez ordenó destruir todos los árboles de guayabos en México, pensando que este fruto era venenoso, cosa que resulta increíble, ya que este hombre pequeño en estatura pero de una altura intelectual fabulosa, debió imaginar, si es que ocurrió el hecho funesto, que la guayaba estaba envenenada y seguramente se la habían regalado a él para que tras comérsela muriera intoxicado; enseñanza, nunca dejes alimentos a la mano de tus hijos cuando alguien te los regale, no vaya a ser el Diablo….PALESTRAZO: UN SALUDO A LA PRESIDENTA MUNICIPAL DE TEPIC GERALDINE PONCE, LA QUE SEGURAMENTE RECIBIRÀ EN BREVE UN RECONOCIMIENTO POR EL CUIDADO ESCRUPULOSO QUE HACE DEL AGUA, LIQUIDO VITAL QUE DENTRO DE POCO VALDRÀ COMO EN NUEVO LEÓN, CASI 300 PESOS POR LITRO; YO NO CREO QUE LA ALCALDESA DURE QUINCE DIAS SIN BAÑARSE COMO PUDIERA PASAR CON LAS FAMILIAS DE LA CAPITAL, LAS CUALES ESTÀN MUY INTERESADAS Y AL PENDIENTE DE SABER A QUE HORAS SEÑORA REINA DE BELLEZA, EN LUGAR DE MAQUILLARTE Y ANDAR AL CUIDADO DE TUS PERRITOS, ORDENES QUE LOS DEL SIAPA LE ECHEN AGUA A LAS TUBERÌAS, PARA QUE YA CONCLUYA EL MARTIRIO AL QUE TIENES SOMETIDO A TU PUEBLO; BUENO, TU ERES DE PANTANAL PERO GOBIERNAS TEPIC, NO SE TE OLVIDE.   










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