Tepic, Nayarit, martes 16 de abril de 2024

Sin dedos, sin manos y sin vida

Sergio Mejía Cano

27 de Diciembre de 2017

Una de las noticias más comunes en estas fiestas decembrinas, es la de las lesiones que sufre gente de todas las edades a causa de artefactos con base en pólvora que les truenan cerca de su físico perjudicándoles algunas partes de su cuerpo e incluso hasta arrebatándoles la vida.

Hay quienes pierden uno o varios dedos o hasta la mano o brazo completos; también hay ve en peligro sus entrañas al tronarles uno de estos artefactos cerca de la panza; y según se ha documentado, en ocasiones han resultado con lesiones en la cara y por ende con peligro de perder la vista. Obvio que lo que menos se sufre es la pérdida de la ropa al quemarse esta precisamente debido al fuego que desprenden palomitas, buscapiés, barrenos, cohetones, caras de diablo, etcétera.

Y aunque esto sea ya una cosa muy sabida, aun así cada vez que hay festejos muchas personas acostumbran celebrar tronando o encendiendo esta clase de productos que aparte de representar un grave peligro, también contribuyen a la contaminación ambiental en forma alarmante. Tal vez por aquello de que nadie experimenta en cabeza ajena o porque los nuevos afectados creyeron que a ellos no les pasaría un accidente al maniobrar estos artefactos hechos con pólvora, posiblemente por no tener en cuenta el viejo y conocido adagio de que “nunca digas que de esa agua no has de beber”.

Y lo curioso, es que en las noticias al respecto se dice que este año se incrementó el número de víctimas por estos artefactos con pólvora quizás debido a que ahora se vieron unos más grandes, más ruidosos y por ende mucho más peligrosos; y que a pesar de que hubo varios decomisos de estos productos nocivos y mucha más vigilancia para evitar su venta al público, de todos modos la gente se da sus mañas para conseguir toda clase de estos ruidosos, peligrosos y contaminantes artilugios que para variar, se dice que la mayoría de ellos provienen de China, país asiático que tiene inundado al nuestro con infinidad de sus productos de todo tipo y para toda ocasión.

Sin embargo, hasta mediados de la década de los años 90 del siglo pasado, sin que hubiera nada que celebrar o festejar, llegó a haber niños y adolescentes que sufrían heridas similares a la de los cohetones, palomitas y demás cosas con base en pólvora, sobre todo en las inmediaciones de las estaciones del ferrocarril en donde muchos de estos jovencitos, aunque no vivieran en el entorno a las vías férreas, pero desde luego que los que residían más cercanamente a las vías del ferrocarril. Ya que esperaban la llegada de los trenes y al quedar el cabús un momento solo, cuando el garrotero que ahí había viajado se retiraba por haber concluido su viaje, y mientras llegaban los encargados de recoger el material de protección que consistía en petardos y luces de bengala, era el momento que aprovechaban los chicos para sustraer dicho material y dedicarse a hacer cierta clase de explosivos con la pólvora que tenían en su interior estos productos, práctica que dejó a muchos niños sin dedos, sin manos, con lesiones en la caja corporal e infortunadamente, a varios menores sin vida.

Hoy en día, hay personas que recuerdan aquellas andanzas cuando niños y adolescentes en furtivamente sustraían estos materiales para hacerlos tronar de diversas maneras. Por ejemplo en Tepic, como en la mayoría de las terminales y sub-terminales existía una vía especial para los cabuses, y muchos de los empleados encargados de equiparlos, para aprovechar el tiempo los surtían con los implementos necesarios y como los cabuses quedaban abiertos, pues era el momento que aprovechaban los chavales para darse gusto, aunque como quedó dicho, muchos de estos gustos se convirtieron en tragedias hasta de lamentables consecuencias.

Los petardos de vía eran una especie como de almohaditas que tenían unas abrazaderas para asegurarlas sobre el riel, éstas estaban rellenas con pólvora, y al momento de ser pisadas por las ruedas, ya sea de máquinas o carros, tronaban para llamar la atención; y las luces de bengala al ser frotado uno de sus extremos con una lija ex profeso, se encendían produciendo una luz roja brillante que servía para hacer señales o dejarlas a un lado de la vía férrea y ningún tren o máquina las podía rebasar hasta que se hubieran consumido por sí solas.

Así que petardos y luces de bengala estaban rellenas de pólvora altamente explosiva, hecho que llamaba la atención de los jovencitos que sin tener en cuenta el riesgo que esto representaba, se ponían a jugar y muchos, después a llorar.


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