Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

¡No se entendió la “nueva normalidad”!…

Marco Vinicio Jaime

30 de junio de 2020

La mañana del sábado 30 de mayo del presente año, lo que para muchos constituyó el último día de la estricta restricción nacional denominada “Sana distancia”, que incluyó 69 días de reclusión domiciliaria como medida de contención de contagios por la pandemia de Covid-19, el Gobernador del Estado, Antonio Echevarría García, anunció el peculiar comienzo que tendría lugar a partir del lunes primero de junio: el regreso gradual a la “nueva normalidad”.

En un marco aún de alto riesgo sanitario (semáforo rojo), en 31 entidades federativas, incluyendo Nayarit, el Mandatario local tomó una coyuntural decisión a la par de la singular apuesta del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de emprender la reapertura de la actividad económica, no obstante que advirtió en ese entonces, que había sido la responsabilidad de acatar desde un principio las medidas anunciadas por la federación: Estado, municipios, sectores y ciudadanos responsables “que sí creyeron en la seriedad del mal”, lo que evitó el colapso hospitalario, al igual que mayores decesos, y que a la postre, sería de igual forma y más, lo que permitiría no solo consumar los planes establecidos, sino enriquecerlos con mayor apertura, en función de la reducción de los propios índices de contagio. Así pues, “la nueva normalidad”, inauguró una carrera constante contra la propagación del virus y la muerte.

De conformidad, el Mandatario afirmó que con base en el consenso con autoridades federales, gabinete estatal de salud, de economía, de cámaras empresariales y ciudadanos, se diseñaron los protocolos con los que reiniciarían actividad parcial -al 30 por ciento- comercios considerados de “alto valor social”, sin embargo, sería su propia responsabilidad y cumplimiento, el parámetro para “los sectores que deberán abrir o cerrar de nuevo”.

Este sábado 27 de junio, 27 días después, en el día 27 de la “nueva normalidad”, el saldo fue funesto, de acuerdo con el Gobernador Echevarría García: “De seguir igual, preparémonos para lo peor, para atestiguar dolorosamente, el sufrimiento de quienes no se cuidan y no cuidan a sus familiares más vulnerables .[…] Les pido que tomen en serio este peligro, no espero que lo hagan por mí, deseo sinceramente, que lo hagan por el amor hacia los suyos, pues yo también soy hijo, padre, esposo, hermano, amigo y compañero de trabajo, y al igual que ustedes no quiero perder a nadie, por algo que se pudo evitar”.

¿Qué sucedió? A la mañana de este mismo sábado 27 de junio, en México, la cifra de muertos, según la información de la Secretaría de Salud, se ubicó en 25 mil 779, con 208 mil 392 contagios, y 25 mil 786 activos; de entre los cuales Nayarit, que no pudo salir del color rojo (máxima alerta sanitaria) en el semáforo epidemiológico nacional, junto a 13 entidades más, aportó un caótico escenario: 186 defunciones, mil 586 casos confirmados/acumulados y 586 activos.

En consecuencia, los hospitales, al borde del colapso, que incluso el titular del Ejecutivo habló de que a la brevedad se habrían de instalar carpas para hacer frente al desbordada cantidad de enfermos, revelan la lamentable realidad: ¡no se entendió pues, la “nueva normalidad”! Un numeroso sector de la población, malinterpretó el “fin” de la “sana distancia” y consecuente reapertura parcial de actividades económicas, como un banderazo al libertinaje y a la irresponsable -y no pocas veces incongruente- reincorporación a su patrón comportamental de la antigua normalidad: sin tener motivo alguno de peso, salieron a las calles, inundaron cafés, restaurantes, cantinas abiertas y clandestinas, se enfrascaron en francachelas, contradiciendo algunos incluso, sus propios consejos.

Así, tras describir grosso modo, el suplicio que entraña para enfermos y familiares, adquirir Covid-19, el Gobernador enfatizó que lo peor del caso, es que por irresponsabilidad y necedad se contraiga enfermedad y muerte, y en consecuencia no habrá más opción que radicalizar medidas. “Estamos -agregó- ante la última oportunidad de frenar responsablemente, entre todos, la amenaza contra los nuestros, antes que el dolor masificado nos lleve a un confinamiento espontáneo de duelo. Hoy apelo a su madurez, pero no descarto dolorosas medidas de mucha fuerza institucional, si en breve no se modifica la conducta ciudadana, de manera consciente y voluntaria”.

Este nuevo ciclo, será característico pues por el alto costo que tendrá el vivir y “saber vivir en el espacio geográfico”. De tal suerte que hoy más que nunca se torna imprescindible la capacitación constante, la mejora continua y adopción de actualizadas herramientas de comunicación, de inteligencia gubernamental y estudio para conocer y saber interpretar oportunamente las señales del devenir, la problemática del pueblo en ‘tiempo real’ y en directo, y contar siempre con el oportuno potencial de articular soluciones contundentes acorde a cada momento, lugar y sector social.

Asimismo, es un imperativo que esto se entienda por parte de todas las fuerzas políticas y sociales, pueblo en general. La “nueva normalidad” exige de congruencia y de corresponsabilidad transversal, para impulsar con autoridad moral y la prédica del ejemplo, las medidas que deben ser tomadas por la colectividad. Por ejemplo, de cara al proceso electoral que iniciará en unos meses más, se puede ver a una diversidad de aspirantes y corrientes partidarias con esquemas irresponsables y trasnochados, exponiéndose y exponiendo a la gente (amigos y familiares) a la enfermedad y la muerte, repartiendo miseria y en constante actividad electorera, exhibiendo ignorancia y ambición. Es momento pues, de actuar con sensatez, con madurez, con oficio político y gubernamental, con empatía y sensibilidad para bien propio, de todos y para todos. ¿Se habrá de aprovechar la última oportunidad, tal como advierte el Gobernador Echevarría, y se evite la devastación total? Veremos y preparémonos.

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