“La niña y La Navidad”

Andrea jugaba feliz con sus amiguitos en un parque cercano a casa, solo le decía su mami que no se alejara de ahí, que desde la ventana la estaría mirando, jugaban a las escondidas y se metían bajo las plantas, detrás de los árboles y a veces buscaban mejores sitios donde no fuesen encontrados, Andrea se encontró con una linda mariposa de hermosos colores y la fue siguiendo, por querer atraparla.

Se alejó tanto, que no se dio cuenta de ello hasta llegar a un camino árido y seco, donde casi no había plantas, solo piedras y colinas muy secas, con los pastos secos y amarillentos; se sintió acongojada, la mariposa se le había ido y no sabía cómo volver.  La noche se fue acercando con su niebla gris cubriendo todo, Andrea tenía mucho miedo, jamás se había alejado y ahora estaba sola sin saber qué hacer.

Se recuesta sobre una pequeña roca, con el temor de que algún animal la picara o mordiera, lloraba y se callaba, estaba aterrada, la oscuridad era tanta, que no se veía a sí misma. Recordaba a su madre decirle que no se alejara, pero ya nada podía hacer, pensaba solo en que amaneciera y buscar el camino de regreso a casa, o se animó al pensar que sus padres la buscarían.

De pronto, ve unos ojos brillantes y enormes que la observaban, le dio mucho miedo y quiso correr, pero al hacerlo el  Búho que era el animal que la observaba, le habló: No temas Andrea, estoy aquí contigo, duerme yo cuidaré de ti. . .  Sorprendida la pequeña de escuchar hablar al búho, pensó que tal vez había alguien más ahí; volteando para todos lados y solo veía oscuridad. Soy yo el que te habla. . .  Volvió a hablar el búho. . . Mira. .  Le dijo, de noche el bosque se torna peligroso, además hay una Hada de la Oscuridad que se pasea por estos lugares buscando niños que llevarse. . . .  No temas, yo cuidaré de ti, confiada la pequeña, se fue quedando dormida, pues la sorpresa de escuchar a ese animal del que solo veía sus ojos enormes, era mucha, además el haber llorado tanto y el cansancio la vencieron.

Cuándo el Búho vio dormida a la pequeña, voló rápidamente hacia una enorme cueva, llena de telarañas y humedad; ahí habitaba la Hada de la Oscuridad, que había sido castigada por el Dios Supremo, por ser egoísta y vanidosa, además de muy envidiosa de la belleza de las demás hadas, ella era bellísima, pero su maldad y envidia la fue convirtiendo en una mujer fea, encorvada, con el pelo grasiento y alborotado que no lo podía recoger, su cara se volvió áspera y  arrugada, con una nariz enorme y curva, como de los cuervos.

Le habían dicho que si lograba atrapar a una niña hermosa, volvería a ser bella y joven como antes, además tendría que hacer ese hechizo en plena navidad, sin embargo, los papás de Andrea buscaban sin cesar por todo el bosque, con teas encendidas y gritando su nombre. La Hada de la Oscuridad, le había puesto goma en los oídos para que no escuchara y la tenía recostada y atada en un camastro maltrecho y maloliente.

El Búho que era el que le avisaba a la Hada, le dijo que muchas personas buscaban a Andrea, que no saliera de su cueva y que le atara la boca a la niña, para que si gritaba, no la escucharan. Así lo hizo, pasaron los hombres, pero no dieron con la gruta, pues estaba cubierta de una niebla oscura y montones de ramas aparentando ser una enorme colina cubierta de plantas.

Los Gnomos, que se daban cuenta de lo que había hecho esta Hada envidiosa, fueron a contarle a las Hadas del Bosque, de los Ríos, del Viento y de los Mares; estaban preocupados por el bienestar de la niña, uno de los Gnomos, les dijo: Tiene a una hermosa niña secuestrada, piensa sacrificarla al Dios de la Oscuridad y las Tinieblas, si logra hacerlo, desaparecerá por siempre la Navidad, aparte de que ella se rejuvenecerá y su maldad crecerá infinitamente.

Preocupados se reunieron buscando la forma de ayudar, mientras las personas preparaban las Fiestas Navideñas y en espera de la Noche Buena, los papás de Andrea yacían desolados por el dolor de no encontrar a su amada hija.

Las Hadas sabían que la Hada de la Oscuridad, se había aliado con el Dios más Oscuro del Universo y sus poderes eran inimaginables; esto las preocupaba demasiado, sin embargo, el saber que Andrea era una niña pura, inocente y buena, les haría más difícil su trabajo, pues el bien siempre vence al mal.

Unidos los Gnomos y las Hadas, llamaron a las Ondinas, a la Salamandra que es la Diosa del Fuego, a Eolo, el Dios del Viento, llamando también a los Ángeles de Luz. Reunidos todos, dijeron, uniremos nuestras fuerzas, nuestro poder y esa niña será libre. ¿Cómo lo haremos? Preguntaron los Gnomos. Pues miren, ustedes que conocen todos los caminos bajo la tierra, los túneles y cuevas, deberán encontrar la manera de llegar hasta ella, sin que se entere, sacaremos a la niña y a ella la enviaremos atada en rayos de luz hasta el Infinito, para que Nuestro Dios Supremo, se encargue de ella.

Sin embargo, el Hada de la Oscuridad, haciendo sus conjuros, vio a los gnomos que estaban cerca, envió miles de escorpiones y serpientes venenosas a que los atacaran; más los Gnomos que también tenían poder, con sus pequeñas lanzas que despedían llamas de las puntas, se deshicieron de todos esos animales malignos, pudiendo avanzar hasta la gruta, donde estaba la pequeña, la que estaba sedada, pues le había dado a tomar un té de hierbas para que se durmiera y no molestara.

Ya era Día de Navidad, los padres desencajados, no querían ni comer, los vecinos les llevaban comida, pero se negaban a comerla, estaban muy tristes, veían el árbol y les saltaba el corazón, pues Andrea lo había decorado con muchísimo entusiasmo. La gente decidió cancelar las fiestas por la desaparición de la pequeña, no era posible celebrar nada, pues esa niña era parte de su aldea y sin ella nada sería igual, sus amiguitos estaban muy tristes, ante tal situación, la Navidad desaparecería para siempre, tenían que apurarse.

Los Gnomos llegaron hasta donde estaba Andrea, pero La Hada de la Oscuridad los sorprendió y los atrapó en una red que tenía para ello, desesperados no podían hacer nada. Andrea abría los ojos somnolientos y veía la horripilante cara de esa mujer y temblaba de miedo.

Había teas encendidas alrededor del camastro donde yacía la pequeña, era una luz muy débil y lo demás era oscuro y tenebroso, se escuchaban ruidos escalofriantes, la tierra temblaba sin cesar y tronaba de manera horrible; el Dios de la Oscuridad se acercaba a recibir el corazón latiendo aún de la pequeña, se alimentaría de él y de su sangre, en recompensa, le daría todo lo que deseara a esa Hada maligna; quien añoraba ser bella y atractiva, la más bella de todo el Universo.

Conforme avanzaba la noche, el Dios Oscuro se acercaba, al hacerlo caían árboles con todo y su raíz, las aves se alejaban haciendo mucho alboroto pues tenía mucho temor, la niebla se hacía cada vez más densa y no se veía nada absolutamente nada. Los Gnomos atrapados, luchan por escaparse, la niña los ve y con sus ojos les pide ayuda; pero no pueden moverse. Llega un  silencio aterrador, se escuchan cadenas arrastrando y alborotando el silencio espectral, tiembla Andrea y los Gnomos, hasta el mismo búho se asustan ante tal magnitud, jamás había visto a ese Dios y aunque era ayudante de la Hada Maligna y oscura, le temía.

Truena el suelo, se estremece, brotan gusanos, culebras, escorpiones, así como enormes cuervos revoloteaban picoteando todo lo que encontraban etc. Eran los que recibían y adoraban al Dios de la Oscuridad, rodearon a la pequeña que parecía que iba a explotar de miedo.

Aparece una figura entre la niebla sin forma alguna, solo parecían espejismos de oscura y densa niebla transformarse en figuras horrendas acercándose a la pequeña Andrea, En eso, ya casi se iba a llevar a cabo la ceremonia, cuando la Hada Oscura trae el filoso cuchillo en sus manos;  se escucha un canto como de ángeles, se ilumina la horrible cueva y el Dios Oscuro, se entierra entre los escombros ante semejante luz, la Hada Oscura grita enojada y aparecen todas las Hadas y Ángeles de la Luz, entre ellos baja en una hermosa nube dorada el Dios del Universo, portaba en sus manos un bella bastón de oro y al poner sus plantas en el suelo, lo toca con él y todo se transforma. Aparece un  hermoso árbol de Navidad, bellamente adornado, la Hada Oscura es arrastrada por el Dios dela Oscuridad y la entierra en las entrañas de la tierra, los Gnomos son liberados al instante.

Y Una hermosa y bellísima Hada, se acerca amablemente a Andrea, la desata y abraza tiernamente, le dice que todo estará bien, que las oraciones de sus padres y amigos; hicieron que el Dios Universal  los ayudara a liberarla.

Se suben a una hermosa carroza dorada y todos unidos, se acercan a  la Aldea, que luce triste y a oscuras, pues nadie celebra nada. Sus padres están hincados pidiendo a Dios su regreso.

Conforme van pasando por las calles, las luces se encienden mágicamente, todos los árboles se visten de luces y colores y las canciones navideñas se escuchan sin cesar.

Salen todos asombrados y ven pasar a Andrea con ese bello cortejo, al que se van uniendo todos hasta llegar a su casa, radiantes de alegría de saber que regresaba con bien y acompañada de Huestes Celestiales.

Ante tal alboroto, salen sus padres y se hincan de agradecimiento a  su Amado Dios. Quien les dice: Sus oraciones siempre son escuchadas y más cuando salen desde su corazón. Nunca pierdan la Fe, siempre estoy con ustedes y abrazando a todos, se despiden dejando un aroma de paz amor y bienestar.

Los siguen con la mirada, hasta ver que se vuelven un puntito brillante en el Cielo. Felices se abrazan y se disponen a celebrar la Navidad, abrazando a Andrea que llorosa promete no alejarse nunca más del lugar.

El Alcalde los invita a todos a la Plaza y ahí un enorme y bello árbol, lleno de regalos los espera, así como comida y bebida para todos, la música hermosa  sobre todo, que deben celebrar el Nacimiento del Niño Dios, que una vez más vino a salvar la Navidad.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.