Tepic, Nayarit, lunes 29 de abril de 2024

De una celebración extranjera a un festejo ancestral mexicano

Sergio Mejía Cano

03 de Noviembre de 2023

Después de estos días de euforia por nuestros muertos, estos regresan al cajón de los recuerdos para volver el año siguiente; aunque para mucha gente sus seres queridos que se han adelantado en el viaje eterno, siguen siempre presentes en su pensamiento y corazón, porque como para todo hay gente, también los hay que nada más los recuerdan estos días que comienzan a fines de octubre y principios de noviembre.

Y si bien ya ha repuntado la tradición en nuestro país el festejar el día de muertos, hubo un tiempo en que prácticamente pudo haber sido rebasado por la celebración del día de brujas proveniente del extranjero bajo el nombre de “Halloween”; pero afortunadamente ahora la elaboración de los altares de muertos han vuelto por sus fueros, pues gran parte de las nuevas generaciones han retomado esta tradición ancestral que viene más allá de antes que llegaran los europeos a este continente que hoy se le llama América.

El problema es que estos festejos y celebraciones así sean extranjeros y nacionales, redundan precisamente en la sociedad de consumo, pues hay familias enteras que se gastan una buena parte de su economía en disfraces y pinturas que utilizan el 31 de octubre, así como personas que acuden a bailes ya sea en discotecas, bares, casinos, etcétera, de los que algunas personas salen temblando por los gastos que les significó no quedarse atrás de otros familiares, de vecinos o conocidos. Ya no se diga de padres y madres de familia que creen que con disfrazar a sus pequeños de brujitas y monstruos ya están a tono y nadie les echará en cara el no dar gusto a sus retoños, aunque esto les genere algún tipo de trauma a esos niños que de pronto se ven vestidos y pintados como algo que los asustó al estar mirando una película o programa de televisión.

El 1 de noviembre no se llenan tanto los cementerios como el siguiente día 2; sin embargo, el precio de las flores se incrementa considerablemente, flores que en muchas ocasiones duran muy poco en las tumbas debido al vandalismo o a otras personas que aprovechan ver una tumba llena de flores para aligerarlas de tantas que tienen y así llevárselas ya sea para revenderlas o ponerlas en otras tumbas.

Lo anterior es verídico, pues al ver a una señora que iba al panteón con las manos vacías, se le preguntó si no iba a llevar flores como siempre había acostumbrado, a lo que respondió que no, que para nada, pues el año anterior había llenado la tumba en donde reposan los restos de sus seres queridos y que al volver a su casa se dio cuenta que había olvidado un balde que siempre llevaba para acarrear agua para lavar la tumba y rellenar los floreros, así que mandó a uno de sus hijos para que buscara el balde; pero el hijo llegó sin nada y le dijo a la señora que no había balde ni flores, que la tumba estaba pelona. Así que fue al día siguiente a verificar esto y sí, encontró la tumba familiar sin nada de flores; obviamente que al mirar otras tumbas miró infinidad de ramos de flores similares a las que ella había dejado en la tumba familiar, pero para saber cuáles eran las suyas, pues estaba en chino, ya que la mayoría eran iguales.

Desde luego que el tema de los días de Halloween y de todos los Santos y de los niños, así como el de muertos genera cierto tipo de polémica entre familiares, amigos, vecinos y conocidos, pues hay quienes aducen que no festejan ni celebran estos días porque su religión se los prohíbe, por lo que aquí entre lo dicho por el gran pensador indio OSHO, cuando dice que cualquiera religión que prohíba algo, ya está errada de antemano, ya que es la misma conciencia quien nos dicta qué se debe hacer y qué no. Claro que también hay personas que afirman no ir a los cementerios estos días por la aglomeración y por lo caro de las flores; que hay otros días para visitar las tumbas sin tanto problema ni riesgos. Riesgos que a veces son ajenos, ya que la gente que lleva a sus niños a veces los descuida y estos se agarran brincando encima de las tumbas con el peligro de que pudieran caer dentro.

Respecto a quienes aducen que por su religión no acuden a los cementerios el 2 de noviembre, se oyó la voz de un vecino ya mayor de edad que le dijo a los que ponían de pretexto sus creencias, les dijo que el día de muertos no tenía nada que ver con ninguna religión o creencia, que era una celebración ancestral, milenaria que ya se llevaba a cabo desde muchos años antes de que llegar Cristóbal Colón a las islas del caribe, creyendo que había llegado a la India.

Sea pues. Vale.

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