Tepic, Nayarit, jueves 02 de mayo de 2024

Los pájaros

Rocío Alegría Treviño

29 de Enero de 2024

Existía en una aldea donde vivían los huicholes, una verdadera hambruna, las cosechas del maíz eran devoradas por enormes pájaros que llegaban como nubes negras asolando y arrasando con todo.  Coatepectzin, era un niño muy vivaz, siempre corría tras las aves tirándoles piedras y haciendo que algunas se alejaran, pero luego regresaban y dejaban una estela de horror, todo el maíz se lo llevaban.  Dejándolos sin cosecha y sin alimento.

Troli, era amiguito de Coatepectzin, y juntos platicaban de los pájaros, buscando en su inocencia la forma de acabar con ellos.  Un día al estar jugando, escucharon a sus padres decir que no había maíz para hacer tortillas y atole, que era su alimento común, pues vivían de sus cosechas.  Estaban desesperados, no sabían qué hacer.

Ellos decidieron emprender la búsqueda y encontrar algo para solucionar este problema.  Subieron una gran colina, vieron un enorme   pájaro negro, corrieron tras de él con piedras para alejarlo, pero el pájaro les habló: No me hagan daño, yo soy el Dios del maíz, no deben lastimarme. ¡Ah! Entonces tú eres el culpable de que vengan los pájaros a comerse nuestras cosechas. 

¿Qué pájaros?  Preguntó --- Todos los que llegan a diario a comerse nuestro maíz.  ¡Oh no sabía eso! --contestó el Dios del maíz.  Tendré que hablar con ellos, pero antes debo buscar, a la Diosa de las espigas, para que juntos, veamos cómo acabar con esto, alejándose presuroso, extendió sus grandes alas con franjas azules, de un azul intenso y hermoso, alejándose en el cielo infinito, perdiéndose entre las nubes, que parecían algodones gigantes, formando infinidad de figuras.  Los niños pensaron que ojalá el Dios del maíz los ayudara, pues no tenían que comer, además esos pájaros eran muy agresivos, a sus papás cuando salían a espantarlos, los picoteaban hasta hacerlos sangrar, eran horrorosos y temibles.

El Dios del Maíz, un pájaro negro con franjas azules turquesa muy brillantes, con un pico enorme y  un penacho  de plumas entre dorado y naranja, lo embellecían y demostraba su alcurnia.   Voló y voló por entre los mares y los ríos, sorteando enormes tormentas y refugiándose en alguna cueva o rama segura de un gran árbol, buscaba a la Diosa de las Espigas.

Por fin ante sus ojos se encontraba un cerro enorme poblando de pinos y despedía un hermoso olor entre madera y esencias de flores dulzonas, que bajo los pinos embellecían el lugar.  Había un castillo escondido entre los pinares y álamos que crecían a su alrededor, estaba cubierto con una estela de luces verdosas y rosadas, llenándolo de belleza y perfumes dulces que embriagaban el alma.

El pájaro llegó y entró por una de las ventanas del palacio, dentro lo esperaba una joven hermosa, vestida como los huicholes y portaba una hermosa corona de espigas.  ¡Querida Diosa de las espigas ¡--- Dijo el Dios del Maíz, que, al bajar con la Diosa, se había convertido en un radiante joven, hermoso y fuerte, cubierto con finas telas de seda en blanco y azul turquesa.

He venido a pedir tu ayuda, los hombres de la comarca, tienen un grave problema, han llegado miles de pájaros negros, como cuervos a destrozar sus cosechas, además los agreden y amenazan matarlos. ¡Oh No! – Contestó la Diosa de las Espigas, ¡Cómo es que no me he dado cuenta, he mandado a mis siervos a vigilar y no me dijeron nada! – De seguro algo anda mal, el Dios de la oscuridad, ha vuelto y nos amenaza gravemente.  Así es ---Dijo el Dios del Maíz, además no han podido ofrendar las mejores mazorcas, y esto es muy delicado. ---Así es dijo la Diosa de las espigas.  ¡Tenemos que hacer algo!

Tomó una hermosa capa color violeta y se la puso, convirtiéndose en una hermosa y esplendorosa águila, el Dios del Maíz, volvió a ser ese pájaro enorme, con sus alas azuladas y sus plumas coronando su frente.  Ambos, decidieron buscar ayuda.  ¡De pronto! ¡Oh No! Se venían sobre de ellos miles y miles de pájaros negros, picoteándolos y queriéndolos matar.

¡Anda! ---Dijo la Diosa de las espigas.  Volvámonos invisibles.  ¡Así lo hicieron! Los pájaros asombrados optaron por regresarse.  ¿De dónde vendrán?  ¿Dónde se esconden?  Tenemos que espiarlos. ---Dijo el Dios del Maíz.  Tomaron la figura humana y caminaron largamente, cuando vieron el montón de pájaros posados en los tejados de las casas, en los alambres de la luz, en los árboles.  ¡Ay No! ¡Esto es horrible!  ¡Tantos pájaros a la espera de atacar, la gente estaba recluida en sus casas, por temor a ser atacados!

Buscaremos al Dios de la Sabiduría.  Al Dios Búho, él nos ayudará. Se fueron volando por los confines, pasando entre mares, ríos, montañas, con un apuro enorme, pues la gente y las cosechas estaban amenazadas a terminar.  Llegaron a un castillo grandísimo, entre unas laderas empinadas y escondido por cerros y lomas llenas de flores silvestres y grandes fresnos y eucaliptos, el aroma era suave y delicioso.

Entraron al castillo, el Dios Búho estaba sentado viendo unos libros, vestía una hermosa túnica dorada, con adornos y plumas naranja y verde.  Los esperaba ---Les dijo, he visto esos pájaros y son enviados por el Dios Oscuro, que desea terminar con la humanidad. ¿Dónde está él? --- Preguntaron a dúo, los Dioses.  Sólo he investigado, que se esconde en un castillo oscuro en lo más alejado de la tierra, en una Montaña, envuelta en tinieblas y nubarrones, por eso no lo podemos ver ni encontrar. ---Tenemos que hacerlo, dijeron los Dioses, --- Así será, --- contestó el Dios Búho, sólo dejen investigar más.

Después de buscar la forma de llegar al castillo del Dios oscuro. Se convirtieron en tres aves bellísimas y resplandecientes que surcaron el espacio para llegar y con sus poderes, acabar con el Dios Oscuro, que era un grandísimo cuervo negro, con ojos malignos y crueles. De un negro profundo e insondable.   Llegaron al castillo, envueltos por la niebla los tres dioses, se escondieron en una rama del árbol más cercano al castillo, observaron y vieron la ventana abierta.

Entraron sigilosamente, viendo al Dios Oscuro, vistiendo túnicas negras, y moradas, con un olor desagradable y fétido que invadía todo el castillo.  El los sintió y se puso en guardia, los tres Dioses tomaron sus formas humanas y lo enfrentaron, la Diosa de las Espigas, con sus rayos dorados lo enceguecía, y se caía, pues estaba acostumbrado a la oscuridad. Aprovechaba el Dios del Maíz para atacarlo con su gran mazorca dorada, golpeándolo fuertemente.

El Dios Búho, se acercó y con su mirada intensa y poderosa, lo hizo desmayar, sin embargo, se levantaba y con un pico enorme, de fierro sólido, arremetía contra ellos.  Pero la luz enceguecedora de la Diosa de las Espigas, lo hacía errar en sus golpes.  – Le dijeron cuando estaba en el suelo, que porqué hacía tanta maldad.  El solo se rió y les dijo que los pájaros acabarían con las cosechas y con la vida de los huicholes.

Eres muy arrogante ---Dijo el Dios Búho, nosotros acabaremos contigo, la Diosa de las espigas, extendió su túnica dorada, creando una red, donde lo apresaron, éste se convirtió en el gran cuervo que era y con su enorme pico comenzó a roer la red.  Pero el Dios del Maíz, extendió su túnica azul y reforzó la red con lazos de hojas de mazorca tejidos haciendo más difícil de romperse.

Lo llevaron a donde estaban los pájaros, éstos al ver a su Dios atrapado, emprendieron el vuelo, alejándose con temor, los dioses no sabían qué hacer con este Dios malvado.

Vinieron los niños Coatepectzin y Troli, vieron a las tres hermosas aves con la red que traía atrapado al Dios oscuro, El Dios Cuervo de la maldad.  Y felices, corrieron a su encuentro, pues reconocieron al Dios del Maíz.  El Dios Búho, les dijo vamos a mi castillo, le pusieron en una gran jaula y preparando él una mezcla especial, la dieron a beber al Dios maligno, convirtiéndolo en un dulce canario, indefenso y canoro que solo quería ver el sol y disfrutar de la belleza de las flores.  Lo soltaron y vieron que el hechizo había funcionado. ¡Habían acabado con el Dios Oscuro!

Y colorín colorado este cuento, se ha terminado.

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