Justicia pronta y expedita a la mexicana
Sergio Mejía Cano
04 de Agosto de 2025
Pues vaya que se difundió en la mayoría de los medios de comunicación, si no es que en todos y hasta en las redes sociales la noticia de la liberación del señor, Israel Vallarta Cisneros, apresado en diciembre de 2005 y puesto en libertad en este mes de agosto de 2925; 19 años y ocho meses de haber permanecido preso y sin sentencia, casi 20 años privado de su libertad y si se dice en la canción argentina, Volver, que 20 años no es nada, vaya que para muchas personas pueden significar toda una vida.
Y precisamente por lo relevante de esta noticia en que varios analistas han expuesto sus razones, ideas y comentarios ya sea a favor o en contra de esta liberación debido a que algunas voces lo consideran culpable y otras voces alegan que es inocente de los cargos que se le atribuyen y, tal vez por lo mismo, algunas voces más se inclinan a decir que tan solo fue una víctima de las circunstancias, lo cual sería lo más probable, precisamente por todas esas circunstancias adversas que se dieron y presentaron durante la ahora llamada docena trágica que significaron los 12 años en que el Partido Acción Nacional (PAN) supuestamente estuvo al frente del Poder Ejecutivo; supuestamente, porque ahora a toro pasado ha quedado claramente evidenciado que tanto el Partido Revolucionario Institucional (PRI), prácticamente han sido lo mismo uno y otro partido político.
Pero independientemente si el señor Israel Vallarta es culpable, inocente o víctima de las circunstancias, quien ha quedado una vez más en evidencia es el Estado Mexicano en cuanto a la impartición de justicia, pues no nada más con este suceso, sino con muchos más que se han documentado al paso de los años, porque se comprueba una vez más que eso de que la justicia debe ser pronta y expedita es solamente letra muerta y, un claro ejemplo es lo que le sucedió a Israel Vallarta, porque el haber permanecido casi 20 años preso sin sentencia alguna no es poca cosa. Se entiende que para quien pase todo ese tiempo en libertad tal vez se le pase volando y no lo valore; pero para quien está privado de su libertad con sus sueños e ilusiones rotas, podrían posiblemente siglos en el encierro.
Sin embargo, tal y como se acostumbra en la mayoría, si no es que en todos a los que se les imputa algún tipo de delito por lo regular alegan ser inocentes, aunque en algunos casos sí sean responsables de lo que se les acusa, de todos modos alegan ser inocentes; pero sí se han documentado infinidad de asuntos penales en donde a fin de cuentas resulta que sí eran inocentes y después de varios o muchos años se les deja en libertad con un simple: usted disculpe y tan, tan, fin del asunto; sí, para el Sistema Judicial, pero a la mejor no para quien sufrió años de encierro sin tener culpa alguna, por quizás haber perdido a la familia, posibilidades de tener un buen empleo, en lo económico, etcétera.
Ahora con el nuevo Sistema Penal Acusatorio que se implantó en nuestro país en el 2008, ya se han dado casos de imputados que reconocen su culpabilidad con el supuesto de abreviar su juicio y tal vez reducción de su condena. Pero cuántos casos no habrá de internos en los penales de nuestro país que sin recibir sentencia al igual que Israel Vallarta estén en la misma situación purgando años sin ver nada claro con su asunto; lo que podría ser más desgastante para quienes son inocentes y aun así los tienen encerrados.
En el año 2011 se dio a conocer un documental en YouTube y que se llegó a exhibir también en los cines, bajo el título “Presunto culpable”, en donde se comenta el caso en el reclusorio oriente de la Ciudad de México, en donde está preso un tianguista de Iztapalapa acusado de un asesinato que no había cometido. Afortunadamente para este preso, unos abogados que se dieron cuenta de lo mal que se había llevado su proceso y que pudieron reabrir su caso al comprobar que su abogado defensor no contaba con una cédula profesional, durante algún tiempo lograron demostrar que el tianguista era inocente; sin embargo, el juez que lo había sentenciado y declarado como culpable a pesar de todas las pruebas que demostraban la inocencia del comerciante, no se bajó de su macho y jamás reconoció la inocencia del imputado, ¿por qué? Pues para no romper un esquema ya formado y poner en evidencia el actual de las autoridades judiciales; algo que posiblemente pasó con Israel Vallarta: al demostrar su posible inocencia se caería todo un tinglado armado exprofeso para demostrar efectividad policíaca.
Sea pues. Vale.
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