Tepic, Nayarit, miércoles 07 de mayo de 2025

A la sombra de Ney

Ulises Rodríguez

06 de Mayo de 2025

Cuando en 2002 irrumpió en la escena política local como candidato a la alcaldía de Tepic, Ney González imprimió un sello propio. Ciertamente ya había sido dos veces legislador local y venía de ser diputado federal, sin embargo, en esas ocasiones no dejaba de ser un joven político cuyo principal atributo era ser el hijo de don Emilio. Siempre supo jugar el juego y nunca les restó protagonismo a los gobernadores Celso Delgado y Rigoberto Ochoa, quienes le permitieron llegar al congreso local. No pretendió opacar nunca tampoco a Beatriz Paredes, de quien se convirtió en su brazo derecho durante los años en que coincidieron como diputados federales y ésta fue su coordinadora parlamentaria. En el 2000, cuando se dio la transición nacional en la que el PRI perdió por primera vez la presidencia de la república y accedió a ella el PAN, seguramente Ney entendió que estaba próximo el momento donde tendría qué ver si cumplía con lo que había declarado a un periódico local en 1997: que en 2005 él sería gobernador de Nayarit. 

Para 2002 aparecieron las playeras rojas, las caritas sonrientes, el pulgar alzado, las frases pegajosas como slogans de campaña, las promesas de audiencias públicas y toda la mercadotecnia que hizo de él más un producto de venta que un cuadro político. Nadie puede negar que el también notario público imprimió su sello propio y cambió, en buena medida, la forma de hacer política en el estado. Fue eso y el descontento con el entonces gobernador Antonio Echevarría Domínguez lo que le permitió acceder a la gubernatura en 2005. Sí, fue también el gobernador que se convirtió en epítome de corrupción estatal y de un descarado pacto gubernamental con criminales que, en el contexto de la crisis de seguridad durante el gobierno de Felipe Calderón a Nayarit le costó miles de vidas a Nayarit. Sin embargo, el estilo propio no se lo podemos regatear al exgobernador, nos guste o no. 

Eso es algo de lo que no podemos acusar a Alejandro Galván, jefe de gabinete, tomador de decisiones, hacedor de negocios al amparo del poder y, por si fuera poco, dueño del corazón de la bella alcaldesa Geraldine Ponce. Su exceso de protagonismo lo delata cada vez más como un simple imitador del exgobernador al que le debe su incursión en la política y, en buena medida, su fortuna personal. No me malinterprete, amable lector, Galván también tiene su mérito: supo hacerse a un lado en sus pretensiones políticas personales e impulsar a una figura como la de Geraldine hasta el grado de que hoy la tiene con un pie en la gubernatura gracias a un acuerdo en el que entregarán al Dr. Navarro Quintero el control del Poder Judicial, de la próxima legislatura y de los ayuntamientos más importantes -desde el punto de vista económico, que es el que les importa a ellos- de Nayarit. Los Galván- Ponce, acostumbrados a vender la idea de que contaban con el favor de la presidenta Sheinbaum nunca calcularon que ella estaría instalada en palacio nacional pero no sería ella quien tomara las decisiones más relevantes del país, que esa tarea le fue relegada a un grupo de personajes como los legisladores Adán Augusto López, Ricardo Monreal o el secretario de organización de Morena, Andy López Beltrán, personajes que se mueven bajo otra lógica más tradicionalista de negocios y pactos entre grupos políticos para mantener el poder regional, un grupo en cuya cancha no juegan los Galván-Ponce, pero sí juega -y muy bien- el gobernador Navarro. Estando en la ciudad de México, hace semanas, me enteré de cómo aprovechando un evento turístico en la capital, el gobernador cabildeó apoyos para la presidenta municipal de Tepic. El gobernador sabe muy bien jugar su juego y está a punto de conquistar lo que otros gobernadores no han podido: una considerable cuota de poder transexenal.

¿ACUERDO ENTRE LEONCILLOS? 

Personajes como Héctor Santana o Adán Casas, impulsados también desde palacio de gobierno son de casa y juegan un rol secundario. Ellos obedecen las indicaciones que reciben. El primero, cercano afectiva y comercialmente a Diana López Zurita, hace campaña por la gubernatura con el propósito real de asegurar, en 2027, otros tres años como alcalde de Bahía de Banderas, municipio del que Gabriel Camarena, Mercado y la multicitada Diana López se han aprovechado a sus anchas desde septiembre del año pasado. Adán Casas, va de nuevo a una aventura en la que será utilizado para crecer políticamente y quizá, aterrizar en Movimiento Ciudadano, partido controlado por el gobernador Navarro y del que, con la decisión de Nacho Flores de quedarse para sí mismo la próxima plurinominal al congreso, se han quedado sin candidato visible a la gubernatura. 

En ese contexto, el gobernador promueve la candidatura de Geraldine Ponce y los Galván Ponce se dejan promover. Se desviven en elogios al mandatario. Le han dado a Elizabeth López Blanco todas las facilidades con su estructura a Tepic por si es ella la candidata del oficialismo a la alcaldía o por si decide presidir la siguiente legislatura, una decisión que parece aún no haberse tomado. Lo que sí es un hecho es que será ella la depositaria del navarrismo en las próximas elecciones, esperando un lugar donde agazaparse hasta el 2033. El acuerdo, hay que decirlo, favorece a ambas partes. 

Si los Galván-Ponce continuaban con la ruta de confrontación respecto del gobernador, sumarían cada vez más apoyos. Los ciudadanos sabemos que ellos son corruptos, que han gobernado de manera pésima la ciudad, sin embargo, eran también el único grupo que le plantaba cara al gobernador y eso generaba simpatías en un contexto como el que vive Nayarit. De seguir como iban, seguramente también se hubieran quedado con la candidatura a la gubernatura, pero hubiera sido mucho más cansado y agotador el proceso. Ellos todavía tienen presente el resultado electoral de junio de 2024, cuando un Luis Zamora patrocinado políticamente por el gobernador y por Elizabeth López Blanco casi les arrebata la alcaldía y no quieren dejar cabos sueltos. Aun así, nada está decidido todavía. Si algo hemos aprendido los nayaritas es que todo puede ocurrir y todo puede cambiar de última hora. 

A LA SOMBRA…

Mientras, Galván camina como Juanes, con su infaltable camisa negra, sonriente, imitando a Ney González sin conseguirlo, atrayendo reflectores que le quita a la presidenta municipal. Incapaz de pasar desapercibido, a veces, diera la impresión de que el gerente de la ciudad tuviera el no tan oculto anhelo de sustituir a la propia presidenta municipal, de ser él el candidato. Y es que, ciertamente él es el que ha usufructuado la alcaldía, él es el que pacta los negocios y los ejecuta, pero para una persona como Alejandro Galván, el dinero no es suficiente, igual que Ney González, para él también es adictiva la atención. Galván, sin embargo, no tiene el genio del exgobernador y en esta tierra donde el ego es la piedra con la que más tropiezan nuestros políticos, el gerente de camisa negra no está exento de caer. Para el 27, todavía quedan dos años. 

ESCENA POSTCRÉDITOS: Esta semana llevaremos a cabo la reunión para el análisis de la elección de juzgadores. Estoy seguro de que será un ejercicio que valga la pena y del que saldrán mayores elementos informativos para que, como ciudadanos, podamos tomar una mejor decisión en la elección de junio de este año. Ya les platicaré cómo nos fue.

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